Making of SNGULAR810

El 8 de Octubre de 2015 fue un día muy especial. Compañeros, amigos y clientes nos juntamos en el Kinépolis para compartir el nacimiento del grupo SNGULAR, un proyecto empresarial articulado en torno a MediaNet. Para celebrarlo queríamos hacer algo especial y original, algo distinto, pero ¿es posible hacer algo diferente cuando hablamos de eventos de empresa? Sin que se entienda por diferente el catering, azafatas disfrazadas, consolas de videojuegos ni otras atracciones de feria.

IoT (Interest of Things)

Fue un 26 de Agosto, en un viaje de vuelta de Badajoz a Madrid cuando César Camargo, Jose Antonio Gallego, José Luis Vallejo y yo empezamos a fantasear con la idea de hacer un evento que no girase en torno a lo que los organizadores quisieran contar, sino en lo que a la audiencia le interesase escuchar. En hacer el primer evento en el que el público no aceptase ser triturado de aburrimiento en una charla acerca de la misión y los valores de una empresa, su nueva organización, o lo maravillosos que son sus productos. O peor aún, en castigarles con una muermo-charla para sestear como penitencia antes de tomarse los canapés. Queríamos hacer un evento en el que la gente eligiese lo que quería escuchar.

Sngular People

Los 3 Mosqueteros y D’Artagnan (hagan sus apuestas)

¿Pero cómo? Teníamos claro desde el principio alimentar los procesos de análisis de Lenguaje Natural (NLP) de Sngular Meaning, una de las empresas incorporadas al grupo, con un doble objetivo: a partir de los comentarios que los invitados hacen públicamente en las redes sociales, ser capaces de extraer sus aficiones y áreas de interés. Pero también, saber qué personas pueden encajar en un patrón predefinido (los que defienden los derechos de los clientes frente a los abusos de las marcas, los que prueban las nuevas tecnologías, los que se interesan por nuevos modelos de negocio…) Al fin y al cabo conocer al cliente es clave en behavioral targeting y motores de recomendación eso es lo que hacemos en eCommerce.

En un alarde de imaginación, se nos ocurrió utilizar pulseras Xiaomi Mi, integrarlas con una app desarrollada a medida, y regalarlas a los invitados para que así, a través de la personalización, los indicadores luminosos y la vibración respondiesen a los intereses concretos de la persona. Imaginábamos clusterizar a los asistentes por colores, que les indicasen que compartían intereses, creando zonas específicas para que se juntasen en el coktail. Pensábamos que podría ser una forma diferente de fomentar el networking. Llegamos a tener listo un pedido de 600 pulseras con su correspondiente brazalete con la imagen de la marca. ¿Que por qué no lo hicimos? Porque para integrarse con las pulseras hay que usar unas librerías que alguien en sus ratos libres había hecho descompilando y esnifando tramas, sólo funcionaba en Android una de cada tres veces y aunque nos gusta el riesgo, ese día nos la íbamos a jugar delante de mucha gente.

La otra línea argumental que surgió en ese viaje fue la de ofrecer a los invitados una app cargada con todo tipo de datos curiosos que no fuesen de dominio público, pero que reflejasen lo que desde SNGULAR nos llama la atención. Por ejemplo, que las 10 profesiones más demandadas hoy no existían en el año 2000; que ya no hay una correlación entre la valoración de una empresa y  sus activos tangibles; que sólo el 25% de las apps sobreviven a la primera semana en tu teléfono; etc. Ofreciendo esos bocados de información a los invitados, y midiendo la curiosidad que despertaban en ellos, se iba a configurar la agenda del evento.

Sngular Tools

Me alegra que me haga esa pregunta

Porque cada una de estas preguntas y sus respuestas aumentaban los contadores de valoración de una serie de ponencias, con la peculiaridad que no se podía extraer una relación directa entre las píldoras de información y las conferencias o sus ponentes. Ponentes que José Luis había invitado uno a uno.

Efectivamente, al contrario que un modelo openspace donde cualquiera puede proponer un tema y hablar de ello, en #SNGULAR810 pensábamos que era fundamental que los ponentes, participasen o no, fueran referentes de su actividad profesional, tanto por su experiencia como por su trayectoria. Y además, que no fuesen profesionales de la cosa de las saraos, queríamos que sus intervenciones las preparasen para un día tan importante y una audiencia tan especial. Se acabó pasear la misma charla por el circuito de conferencias 🙂

Por eso decíamos que #SNGULAR810 era un evento sin Agenda, nadie sabía de antemano quién iba a hablar ni de qué: los encargados de la comunicación no podían compartir la Agenda con los invitados (que venían a ciegas), los organizadores tampoco sabían a quién tenían que llamar al escenario, y los ponentes, listos para saltar al ruedo, no sabían si serían o no finalmente convocados. La verdad es que fue una apuesta para todos, y desde aquí quiero darle las gracias de corazón a Agustín Vivancos, Juan Fernández-Aceytuno, Enrique Samper, José Antonio Gallego, Carlos Mira, Julián de Cabo, Manuel Desco, Borja Adsuara, José Manuel Cruz, Esteban Moro y Nuria Villanova su disposición a participar.

There’s no business like Show business

Porque queríamos darle el mando al público: al más típico estilo Talent Show, queríamos que el público, a través de sus votaciones en tiempo real, optase no sólo por elegir a los ponentes, sino por darle más tiempo a su intervención, o abrir el turno de preguntas. Al final, debido al formato del evento, decidimos convertirlo en una opción para que los ponentes consiguieran un 20% de tiempo adicional para desarrollar su tema. (Por cierto, que nadie me dejó añadir el botón «Me Aburre» para que a partir de un umbral, se abriera un foso de escorpiones bajo los pies del ponente, pero todo llegará 😉

Al final, gestionar la relación entre la audiencia y el evento supuso convertir al smartphone en un mando a distancia.

Sngular App

El primer mando a distancia que hace selfies

Así, mientras el equipo de Marketing se encargaba de los preparativos del evento, buscar el espacio, la logística, etc, en SNGULAR formamos un grupo de trabajo multidisciplinar para construir todas las herramientas del evento:

  • El equipo de experiencia de usuario y diseño de MediaNet, que hizo la propuesta de interacción y diseño visual de las diferentes fichas
  • El equipo de Front-end development de MediaNet construyó las interfaces web del evento, en paralelo al equipo de desarrollo móvil de Trecone que desarrolló las apps nativas
  • El equipo de software Labs de MediaNet creó la infraestructura del back-end y los servicios de integración de la web y las apps
  • El equipo de Sngular Meaning aplicó sus motores de NLP a los streams de twitter (tanto antes como durante el evento)

Por último, se creó una web que permitía gestionar el panel de control, eligiendo cuál de las viñetas de backchannel se mostraba en pantalla. Porque el backchannel del evento se materializó en 6 de fichas que permitían en tiempo real:

  1. Seguir los intereses de la audiencia: según las respuestas a sus preguntas, lo que permitía conocer los temas que más curiosidad despertaban entre el público
  2. Controlar la parrilla de ponentes: a medida que las respuestas de la audiencia configuran el orden de participación se iba haciendo un ranking para elegir los 6 ponentes que saldrían al escenario
  3. Mostrar el seguimiento del evento en las redes sociales, compartiendo con el público la actividad y los comentarios del hashtag #sngular810 en twitter
  4. Conocer los términos más relevantes que se estaban comentando, a través del análisis de los tweets y extrayendo conceptos según su nivel de relevancia
  5. Identificar de entre los asistentes, aquellas personas que tienen mayor influencia en las redes sociales, no sólo por el impacto de sus tweets ni por el número de followers, más bien por su alineación con los términos relevantes
  6. Y finalmente, conocer el nivel de satisfacción de los asistentes con las charlas y su sentimiento general a través de sus opiniones. Aquí el término «bullshit» que tanto entusiasmo despertó en la charla de Jose Antonio hizo daño a los marcadores de felicidad (añadámoslo al backlog)

El resultado, visto en una de las pantallas del Kinépolis, no deja de ser espectacular

Sngular Event Tools

En directo impresiona más

The Show Must Go On

Activar y desactivar las votaciones en el móvil, sincronizar los ponentes en escena, ayudar a la realización del evento con los pasos a las diferentes viñetas… la verdad es que todo el entramado de aplicaciones, pantallas, servidores y servicios que montamos en torno a #SNGULAR810 requirió de la dedicación a lo largo de todo el evento de un equipo de profesionales que, como si de la tripulación del Enterprise se tratase, estaban a los mandos de la nave para que no le faltase nada a Evaristo Nogales, el Maestro de Ceremonias.

Sngular Engine Room

The (mad) men behind the curtain

En resumen, un despliegue de ingenio, diseño y tecnología, pero también de esfuerzo y compromiso, puesto al servicio de nuestros invitados. Para conocerles mejor, entender lo que les interesa y crear una experiencia a su media. A mí tampoco me resulta tan raro; al fin y al cabo, es a lo que me dedico, antes desde MediaNet y ahora desde SNGULAR. Supongo que a los que organizan eventos simplemente llenando huecos en un track les parecerá transgresor o una pérdida de tiempo (total, mientras haya cerveza y queso esto se acaba llenando) En fin, ese no es nuestro estilo.

Muchas gracias a todo el equipo que hizo posible esa idea peregrina que se nos ocurrió un miércoles de agosto volviendo de Badajoz: Pablo, Dani, Virginia, Nassim, Rocío, Emilio, Carlos, Raúl, Joaquín, Rubén, Jon, Paulino y Oleksandr #respect

Romance de Vetronio Torino y Clara Perlerina

La Venta de Humo

Todos más o menos compartimos una idea acerca de qué es la Venta de Humo, o quién es un Vendehumos. Al menos en el mundo de la Tecnología (al que yo me dedico) la Venta de Humo se asocia a adornar estética o marketinianamente, o rodear de palabras grandilocuentes, productos o servicios que o bien no existen, o no están terminados, o no funcionan.

Tradicionalmente, la Venta de Humo se ha asociado a las corbatas y al PowerPoint, motivos por los que en general la estética predominante en tecnología es más bien camisetera, y todo lo que no sea un compilador está mal considerado entre cierto sector de la población TIC.

Recordemos que no hay que confundir un Vendehumos con un Vendemotos. El Vendemotos es una persona que utiliza palabrería, halagos, y otras técnicas de persuasión socio-psicológica para que compres un producto o servicio que no necesitas. Es tan cortoplacista como el Vendehumos, ya que en ambos casos puede que consigan la venta pero no la recurrencia ni la relación con el cliente la persona; con la diferencia de que al menos cuando te venden la moto te llevas una moto.

Kids Gas Mask

Desde pequeñitos tenemos que enseñarles a no dejarse vender humo

Fumo punitor, qui fumo vendidit!

La Venta de Humo ya era conocida en tiempos de los Romanos. Efectivamente, el Derecho Romano recogía el delito de Vendittio Fumi (Venta de Humo), asociado a la corrupción. La figura de Vendittio Fumi legislaba la circustancia mediante la cual un intermediario (generalmente un letrado) recibía de su cliente un dinero a cambio de conseguir los favores de un funcionario público que nunca se llegaban a realizar.

El caso más sangrante de Vendittio Fumi se produjo en el año 282 DC, a cargo de un tal Vetronio Torino, que iba por ahí dándoselas de influencer, presumiendo de que tenía mano con el Emperador y podía conseguir cualquier cosa que se propusiera. Esto llegó a oídos del Emperador, para más señas Alejandro Severo, que le tendió una trampa. Usó un agente a modo de cebo, supuestamente interesado en los favores del Emperador; Vetronio entró al trapo, fue apresado, juzgado y condenado a muerte.

Rodeado de madera y paja húmeda a la que pegaron fuego, Vetronio Torino murió asfixiado por el humo; «Fumo punitor qui fumo vendidit!» cuentan que gritaba en su agonía.

Gowex Wifi-Man

Dale duro, Wifi-Man

Por lo general, asociamos la «venta de humo» a la actividad comercial, aunque ojo, que también hay personas que exageran sus habilidades en el currículum, y además saben hacer entrevistas. La historia de Vetronio no deja de ser ejemplarizante, los que van por ahí vendiendo humo corren el riesgo de que les pillen, y aunque con el paso del tiempo somos más tolerantes con el castigo, las personas suelen tomarse a mal que les hayan engañado. Teniendo en cuenta que las Redes Sociales profesionales hacen que se diluya nuestro anonimato, que el mundo es muy pequeño, y que en cada sector nos conocemos casi todos, la carrera profesional de un Vendedor de Humo no suele llegar muy lejos.

En general, el humo suele ser cortoplacista; yo creo que si no vais a vender suficiente humo como para poder retiraros a los 40, es mejor no hacerlo. Digo a los 40 porque a partir de esa edad como te calen de Vendehumos lo tienes muy difícil para cambiar, y no digamos para colocarte en algún trabajo decente. En fin, la vida es muy larga, y a este paso nos va a tocar trabajar hasta los 70.

El labrador de Miguel Turra y la bella Clara Perlerina

Mi caso favorito de Vendittio Fumi es algo más reciente, transcurre en el Capítulo XLVII de la Segunda Parte del Quijote. Sancho Panza está ejerciendo su autoridad en la Ínsula de Barataria y un campesino acude a solicitar mediación para la boda de su hijo con la bella Clara Perlerina. El desarrollo del proceso de Venta es uno de los más divertidos que he leído en mi vida, y por cierto, está publicado en 1615. Yo es que es leerlo y se me saltan las lágrimas, oiga.

Digo, pues -dijo el labrador-, que este mi hijo que ha de ser bachiller se enamoró en el mesmo pueblo de una doncella llamada Clara Perlerina, hija de Andrés Perlerino, labrador riquísimo; y este nombre de Perlerines no les viene de abolengo ni otra alcurnia, sino porque todos los deste linaje son perláticos, y por mejorar el nombre los llaman Perlerines; aunque, si va decir la verdad, la doncella es como una perla oriental, y, mirada por el lado derecho, parece una flor del campo; por el izquierdo no tanto, porque le falta aquel ojo, que se le saltó de viruelas; y, aunque los hoyos del rostro son muchos y grandes, dicen los que la quieren bien que aquéllos no son hoyos, sino sepulturas donde se sepultan las almas de sus amantes. Es tan limpia que, por no ensuciar la cara, trae las narices, como dicen, arremangadas, que no parece sino que van huyendo de la boca; y, con todo esto, parece bien por estremo, porque tiene la boca grande, y, a no faltarle diez o doce dientes y muelas, pudiera pasar y echar raya entre las más bien formadas. De los labios no tengo qué decir, porque son tan sutiles y delicados que, si se usaran aspar labios, pudieran hacer dellos una madeja; pero, como tienen diferente color de la que en los labios se usa comúnmente, parecen milagrosos, porque son jaspeados de azul y verde y aberenjenado; y perdóneme el señor gobernador si por tan menudo voy pintando las partes de la que al fin al fin ha de ser mi hija, que la quiero bien y no me parece mal.

-Pintad lo que quisiéredes -dijo Sancho-, que yo me voy recreando en la pintura, y si hubiera comido, no hubiera mejor postre para mí que vuestro retrato.

-Eso tengo yo por servir -respondió el labrador-, pero tiempo vendrá en que seamos, si ahora no somos. Y digo, señor, que si pudiera pintar su gentileza y la altura de su cuerpo, fuera cosa de admiración; pero no puede ser, a causa de que ella está agobiada y encogida, y tiene las rodillas con la boca, y, con todo eso, se echa bien de ver que si se pudiera levantar, diera con la cabeza en el techo; y ya ella hubiera dado la mano de esposa a mi bachiller, sino que no la puede estender, que está añudada; y, con todo, en las uñas largas y acanaladas se muestra su bondad y buena hechura.

Hasta aquí la presentación de la bella Clara Perlerina. Como habéis podido comprobar, el labrador de Miguel Turra es un artista manejando las expectativas, aunque quizá peca de ser demasiado honesto (o acaso ignorante). El proceso continúa con la primera de las peticiones que el campesino hace al Duque (representado por Sancho) y la descripción del mancebo que la pretende.

-Está bien -dijo Sancho-, y haced cuenta, hermano, que ya la habéis pintado de los pies a la cabeza. ¿Qué es lo que queréis ahora? Y venid al punto sin rodeos ni callejuelas, ni retazos ni añadiduras.

-Querría, señor -respondió el labrador-, que vuestra merced me hiciese merced de darme una carta de favor para mi consuegro, suplicándole sea servido de que este casamiento se haga, pues no somos desiguales en los bienes de fortuna, ni en los de la naturaleza; porque, para decir la verdad, señor gobernador, mi hijo es endemoniado, y no hay día que tres o cuatro veces no le atormenten los malignos espíritus; y de haber caído una vez en el fuego, tiene el rostro arrugado como pergamino, y los ojos algo llorosos y manantiales; pero tiene una condición de un ángel, y si no es que se aporrea y se da de puñadas él mesmo a sí mesmo, fuera un bendito.

Si bien parece que la pareja pudiera ser tal para cual teniendo en cuenta la descripción que se ha hecho de ambos pretendientes, el labrador expone el motivo de la petición: una carta de recomendación para que D. Andrés Perlerino consienta en dar la mano de la doncella. A priori podría parecer que cosa sin mayor implicación en los asuntos del Ducado.

¿Queréis otra cosa, buen hombre? -replicó Sancho.

-Otra cosa querría -dijo el labrador-, sino que no me atrevo a decirlo; pero vaya, que, en fin, no se me ha de podrir en el pecho, pegue o no pegue. Digo, señor, que querría que vuesa merced me diese trecientos o seiscientos ducados para ayuda a la dote de mi bachiller; digo para ayuda de poner su casa, porque, en fin, han de vivir por sí, sin estar sujetos a las impertinencias de los suegros.

Para que os hagáis una idea, en el siglo XVI un médico ganaba 300 ducados al año, un barbero 100, un buey costaba 15 ducados y un cerdo 4. El rescate de Cervantes se fijó en más de 500 ducados. Pues el hombre estima el valor de la dote entre 300 y 600 ducados, y con las mismas, se las pide a Sancho.

Mirad si queréis otra cosa -dijo Sancho-, y no la dejéis de decir por empacho ni por vergüenza.

-No, por cierto -respondió el labrador.

Y, apenas dijo esto, cuando, levantándose en pie el gobernador, asió de la silla en que estaba sentado y dijo: -¡Voto a tal, don patán rústico y mal mirado, que si no os apartáis y ascondéis luego de mi presencia, que con esta silla os rompa y abra la cabeza! Hideputa bellaco, pintor del mesmo demonio, ¿y a estas horas te vienes a pedirme seiscientos ducados?; y ¿dónde los tengo yo, hediondo?; y ¿por qué te los había de dar, aunque los tuviera, socarrón y mentecato?

Sancho Panza

«¡Voto a tal, patán rústico y mal encarado!»

Perlerinos del mundo: extinguíos

No se vosotros, a lo mejor es cosa de la crisis, o que estoy obsesionado, pero yo no hago más que ver Perlerinas y Perlerinos por todas partes. Se manifiestan de múltiples y variadas maneras:

  • Escuelas de negocio y programas Máster de la última moda, carentes de contenido y sin impacto profesional en la vida de sus alumnos (salvo en lo que al pago de las facturas se refiere, claro)
  • Mesías del twitter que venden libros y jarabes de autoayuda, cuando en el común de los casos no han elaborado un propio cuerpo de pensamiento, sino poco más que han recopilado, traducido y comentado la obra de otros
  • Pseudo profetas que recorren España de sarao en sarao, practicando el refrito en cadena de las mismas charlas
  • Embajadores tecnológicos patrocinados por marcas en decadencia, que comulgan con el Mensaje de la Secta y lo repiten cual papagayos sin la integridad profesional de reconocer que los productos que les patrocinan están condenados a la extinción
  • Autónomos autoempleados en su propia start-up cuyo principal logro es haber hecho una web, buscando alguien que les inyecte algo de gasolina para seguir tirando hasta echar el cierre
  • Organizadores de eventos de networking para personas con tiempo libre, que sólo esperan cumplir el expediente de la charla quincenal, gracias al siguiente pardillo que pague la fiesta
  • Influencers de medio pelo que cual Vetronio Torino, hacen creer a fabricantes desesperados que a cambio de un fin de semana con todos los gastos pagados, van a aumentar las ventas en su rebaño
  • Y un largo etcétera

Quizá es una cuestión de cinismo, o a lo mejor es cosa del Pensamiento Crítico, pero a mí que se me acerquen a venderme humo me produce una mezcla de simpatía y tristeza. Supongo que llega un momento de la vida en el que la información, la experiencia, las referencias y el olfato se conjugan para saber dónde y cómo rascar para ver qué hay debajo de la pintura.

¿Qué hubiera pasado si Don Quijote hubiera escuchado el relato del labrador de Miguel Turra? Seguramente, se habría dejado llevar por la fantasía, y habría hecho todo lo posible por unir a los amantes (incluyendo el tema de la dote). Afortunadamente, estaba Sancho Panza. Los estudiosos del Quijote suelen atribuir a Sancho el conocimiento de la gente sencilla, y el valor de la practicidad frente al idealismo. En sus aventuras en la Ínsula Barataria, Sancho se comporta sorprendentemente con justicia, sentido común y conocimiento práctico aplicado.

Cualidades todas ellas que te ayudan a descubrir cuándo te están Vendiendo Humo.

El Traje Nuevo del Emperador

El Emperador Está Desnudo

Supongo que todos conocemos el famoso cuento de «El Traje Nuevo del Emperador«, escrito por Hans Christian Andersen y publicado en 1837. Lo que a lo mejor no todo el mundo sabe es que se trata de una adaptación del Ejemplo XXXII de el «Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio» escrito en el siglo XIV por el Infante Don Juan Manuel. Y lo que mucha menos gente sabe es que según la homologación de cuentos que A. Arne y S. Thompson publicaron en 1910 y 1928 respectivamente, la historia de «El Traje Nuevo del Emperador» es el patrón folclórico número 1.620, con versiones en India, Sri Lanka, Turquía, Reino Unido, Escocia, Islandia, etc.

Eso quiere decir que existe un patrón ancestral (casi mítico) de comportamiento común a diferentes culturas, según el cual hay situaciones en las que una mayoría de personas, de manera espontánea, decide aceptar una situación ilógica. El patrón incluye también que siempre sale un ser puro e inocente que rompe el engaño. En el caso de Andersen es un niño, que se da cuenta que el Emperador anda desfilando por la calle como Dios le trajo al mundo, y lo dice en voz alta. A partir de ese momento el resto de ciudadanos empiezan a comentar abiertamente que el Emperador está desnudo, lo que supone su humillación y escarnio público. 

Este cuento se usa habitualmente en coaching para demostrar que a veces es necesario que alguien diga la verdad obvia que el resto de gente se niega a reconocer. Muy bonito todo.

Lo que pasa es que a veces evitamos decir cómo acaba la historia.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

Keiserens nye Klæder, H.C. Andersen, 1837

Exacto. «Aguantar hasta el fin» (o lo que es lo mismo, Mantenella y no Enmendalla) y «(El Emperador) siguió más altivo que antes».

Os podéis imagainar lo que pasó después, ¿verdad? Recordemos, que esto se escribió en el siglo XIX. En aquella época la frase «poner su cabeza en una pica» no tenía precisamente sentido metafórico. Si yo fuera el padre de ese niño, cogería a mi mujer y al chaval, robaría un par de caballos y huiría con lo puesto antes de que acabase el desfile. Nada de ir a casa a recoger las cosas. Nada de despedirse de los amigos. Ya habrá tiempo de regañar al niño cuando hayamos cruzado la frontera. Sinceramente, rezo por que aquella pobre gente lo lograse.

El Traje Nuevo del Emperador

Sí, pero el niño acabó sus días en las mazmorras

La Obsesión por dar Feedback

Necesitamos una nueva versión de «El Traje Nuevo del Emperador». Una que nos enseñe cómo se le dice a un Emperador que va en pelotas, sin que al día siguiente suban los impuestos, se llenen las mazmorras de inocentes, monten una horca en la Plaza de la Villa y se reinstaure el derecho de pernada. Una que nos enseñe las consecuencias del exceso de feedback, de la sinceridad mal entendida, o de la importancia de la empatía.

Todos sabemos que el Emperador está desnudo. El pueblo llano lo sabe. Los chambelanes lo saben. La Guardia Real lo sabe. El Ministro y los funcionarios de la corte saben que el Emperador está desnudo. El Emperador sabe que está desnudo. Y lo que es peor, sabe que los demás lo saben.

Y aún así, ha salido bajo palio a recorrer las calles de su ciudad. Recordemos que por lo que dice Andersen, el Emperador en el fondo no era un mal tipo. Se dedicaba a sus modas, no se interesaba por los asuntos de la guerra ni de la corte. Su ciudad era muy alegre y bulliciosa. ¿Qué necesidad había de decirle delante de todo el mundo que le asomaban los huevecillos? ¿Hubiera pasado algo si le hubieran dicho, «Su Majestad, póngase este chal, que parece que refresca»? O mejor aún, «Alteza, este abrigo de marta cibelina era el favorito de su difunta madre, y va a juego con el oro y la seda de sus nuevos ropajes».

Pues no, había que hacer mofa y escarnio público. De un Emperador. Vamos, que todos a estas alturas de la vida hemos visto o leído La Canción de Hielo y Fuego. Sabemos lo que les pasa en el Juego de Tronos a los que van por ahí diciendo verdades sin pensar.

Eddar Stark

Mira que decirle al Rey en el Trono de Hierro que su padre es su tío (Imagen de gameofthrones.wikia.com subida por MrMichiVoss)

Hay una clase de personas que han creído no sólo que tienen que decir abiertamente lo que piensan, sino que lo pueden decir de cualquier manera, y que además la gente debería estar encantada de escucharlo. Quizá no sean del todo conscientes del impacto que sus palabras pueden tener en la persona que las recibe, ni de  las consecuencias que pueden derivarse.

Pues sí, yo creo que al Teorema de la Comunicación de Shannon hay que añadirle dos nuevas cajas: impacto y consecuencia.

Impacto y Consecuencia

El feedback es ese proceso por el cual damos información a una persona para que pueda corregir su comportamiento. Has leído bien, el receptor de tu feedback es una persona. Una persona que posiblemente haya cometido un error, y lo sepa. Al Emperador, por ejemplo, no sólo le han sacado la pasta, sino que además se ha paseado en pelotas por la calle. ¿No deberíamos intentar entender primero qué ha pasado? De manera objetiva, simplemente conocer los hechos.

Conocer los hechos y el contexto nos permite ponernos en la piel de la otra persona, desarrollar nuestra empatía. Al buscar hechos objetivos, se evita la subjetividad, que suele acabar en la justificación del comportamiento erróneo. Una persona que se está justificando crea un contexto de comunicación en el que alguien juzga y alguien es juzgado. Y eso es algo que queremos evitar, especialmente en casos de relaciones asimétricas, como por ejemplo, un niño del vulgo proletario haciendo observaciones sobre el Emperador.

Ante un error, el objetivo del feedback debe ir encaminado a evitar que se repita, sin embargo, en el caso del Emperador claramente no se consigue. Es un ejemplo de error al proporcionar feedback. El Emperador no sólo no reconoce su error, sino que se muestra más altivo todavía. No quiero parecer pesado, pero sabéis lo que hacen los emperadores altivos; ya lo hemos comentado y en general tiene que ver con represión, castigos físicos e impuestos.

Siempre que sientas la necesidad de comentarle a alguien que la ha cagado, piensa por un momento si estás seguro de querer ayudar. Es fácil saberlo. ¿Qué pasa por tu mente? ¿Reconoces alguna de estas expresiones?

  1. «Éste se va a enterar»
  2. «Le voy a poner las pilas»
  3. «Menudo gilipollas, le está bien empleado»
  4. «Ya verás»
  5. «Se merece un escarmiento»

Si es así, entonces no lo hagas: no estás intentando ayudar a una persona, estás intentando humillarla, darle una lección, avergonzarla (posiblemente incluso en público), etc. Eso no es feedback, es una forma más de castigo. Desde que la Marina Real Inglesa abolió en 1860 el uso del látigo de nueve colas como herramienta de corrección de conducta, el ser humano ha desarrollado multitud de formas de castigo psicológico (que por desgracia no son objeto de este post)

Cat o'nine

«Ven un momentito, que te tengo que comentar una cosilla» (Imagen del blog Pauline’s Pirates and Privateers bajo licencia CC By-NC-ND)

El Emperador va a Coger Frío

Bien, ya estamos convencidos de querer ayudar, lo que pasa es que todavía no sabemos cómo. Así es como yo lo haría:

  • El primer paso siempre siempre siempre debe ser encontrar el momento propicio para tener la conversación. Por lo general, si hay otras personas delante no es un buen momento. A nadie le apetece que le corrijan en público, se genera una situación violenta en todos los aspectos. Cuando se producen situaciones violentas indudablemente se genera tensión, y las personas adoptan actitudes defensivas, agresivas e incluso puedan llegar a perder los papeles.
  • El segundo paso es establecer un marco de comunicación positivo que favorezca el diálogo sincero. Suele ser recomendable empezar por reconocer aquellos aspectos positivos («Qué desfile más bien organizado, hay que ver qué lustrosos los caballos») e incluso aplicar las conocidas técnicas de captatio benevolentiae que ya usaban en su día los juglares. Y que básicamente consisten en mostrar o exagerar tus propios defectos para que otros sean comprensivos contigo (como tú lo vas a ser con ellos).
  • El tercer paso para conseguir que un error no se repita es precisamente el reconocimiento mutuo de que ha ocurrido un error. Ya que si no, el diálogo no está centrado en la búsqueda de soluciones sino en convencer a otra persona de que ha actuado de forma equivocada. Por eso la importancia de los datos objetivos. Los datos objetivos por su propia naturaleza no están sujetos a discusión.
  • El cuarto paso es encontrar (incluso «ofrecer», o «insinuar»…) una explicación coherente que permita a la persona poner a salvo su prestigio y profesionalidad. «Claro, su Majestad, cómo no iban a haberle engañado esos dos estadadores, si han dejado pufos por media Europa.»
  • Si has abierto la puerta a esta salida honrosa, es factible no sólo identificar las acciones correctivas («Tápese, su Majestad») sino un plan o proceso de cambio con el que la otra persona pueda sentirse satisfecha.
  • Definir un plan es lo que permite establecer hitos de control sobre los que comprobar si hay un progreso o un cambio en el comportamiento, que precisamente es lo que se persigue a la hora de dar feedback.
Napoleon Bonaparte Emperador

No, si hay que reconocer que el Emperador cuando se pone… («Napoleón en su trono», por Jean Auguste Dominique Ingres)

Pues ahora que hemos hecho esta pequeña revisión del cuento, otros Emperadores que se pasean desnudos delante tuyo pueden ser:

  • Ese compi que cree que está haciendo un buen trabajo, al que tienes que decirle que su desempeño está por debajo del esperado. Si no eres capaz de entender en primer lugar los motivos por los que cree que está haciendo un buen trabajo, ni transmitirle de manera objetiva por qué realmente no lo es, no vas a conseguir que cambie su actitud. Posiblemente consigas el efecto contrario; que se encabrone, o en el mejor de los casos, que se desmotive. Por otra parte, ¿estás seguro de que alguien le ha transmitido a esa persona qué se esperaba que hiciera? La mayor parte de las veces, este es el verdadero problema de raíz: un error a la hora de plantear objetivos, formas de validarlos y medición del grado de avance.
  • Decirle a un cliente que sus problemas organizativos son el principal riesgo para la consecución de un proyecto. ¿Estás de coña, no? Esa persona trabaja ahí. Sabe de sobra que vive en una organización monolítica que no hay forma de que eche a andar. Recuerda que es él el que pasa 8 horas al día ahí metido. Él lo sabe, tú lo sabes; si no buscas formas creativas de solucionar los problemas, sino que te limitas a exponerlos posiblemente tengas los días contados como proveedor. Te pagan por solucionar problemas, no por exponerlos.
  • Comentarle a un emprendedor cuyo proyecto estás valorando que no te crees el modelo de negocio. Una aventura de emprendimiento suele estar ligada al sueño de una persona, a su ilusión. A una creencia personal de haber encontrado una solución viable a un problema. Es algo en lo que ha metido horas (pensando, estudiando, protitpando, incluso puede que tenga una demo). Si tú no te lo crees, ¿qué necesidad tienes de tirarle al barro?. Al fin y al cabo, no es tu problema, es el suyo. Propón honestamente aspectos de mejora que quizá no haya tenido en cuenta y ofrece una salida honrosa de tu despacho. Por ejemplo, quizá el problema es tuyo que no ves dónde está el negocio.
  • «Esa blusa te queda un poco currita, cariño». NI LO SUEÑES

La próxima vez que pase un Emperador desnudo, ¿qué vas a decirle?