Por supuesto que lo tienes. Eres un delincuente. Los delincuentes siempre tienen derecho a permanecer en silencio. (…) Entérate de una vez: un inspector de policía, que cobra por meterte en la cárcel, te está explicando que tienes el derecho absoluto de cerrar el pico antes de que digas una idiotez.
«Cualquier cosa que diga o escriba podrá ser usada en su contra ante un tribunal». Tío, colega, despierta de una puta vez. Que te están diciendo que hablar con un policía en una sala de interrogatorios sólo puede causarte problemas. Si pudiera beneficiarte en algo, ¿no te parece que sería lo primero que te dirían? Se pondrían delante de ti y te dirían que tienes derecho a no preocuparte por nada, porque todo lo que digas o escribas en ese condenado cubículo va a usarse en tu favor en un tribunal. No tío, lo mejor que puedes hacer es callarte. Callarte ahora mismo.
«Tiene derecho a hablar con un abogado en cualquier momento, antes de cualquier interrogatorio, antes de contestar ninguna pregunta o durante cualquier pregunta». Y hablando de cosas útiles, ahora el mismo tío que te quiere arrestar por violar la paz y la dignidad del Estado, te dice que puedes hablar con un profesional en leyes, un abogado que se ha leído la parte que toca del Código Anotado del Estado de Maryland (…) Acepta toda la ayuda que te ofrezcan.
«Si quiere un abogado y no puede permitírselo no se le formulará ninguna pregunta y se solicitará al tribunal que le asigne un abogado de oficio.» Traducción: eres un sin techo. A los sin techo no les cobramos.
David Simon, «Homicidio. Un año en las calles de la muerte», Ed. Principal de los Libros
Todos sabéis que Dave Simon es el creador de The Wire, la serie de HBO que marca un antes y un después en la ficción policiaca moderna; como hiciera en su día «Hill Street Blues». «Homicidio» es el resultado de un año de convivencia en la Unidad de Homicidios del Departamento de Policía de Baltimore, una mirada descarnada al oficio de resolver un crimen; algo que va más allá de un trabajo por turnos, con seguro médico y vacaciones pagadas. El capítulo en el que durante 17 páginas vivisecciona la puesta en escena que acompaña el proceso de un interrogatorio policial es sencillamente sublime. Y la principal conclusión que arroja es que te aferres a tu derecho a permanecer en silencio; porque cualquier cosa que digas o escribas será usada en tu contra ante un tribunal.