Atrapados en el Mito de la IA

Tiempo de lectura: 10 minutos

Si eres el CEO de una empresa, o un emprendedor que ha lanzado una startup, vete pensando en buscarte otra cosa. El plot twist que nadie vio venir del impacto de la Inteligencia Artificial en el empleo es que, en breve, ambos trabajos serán irrelevantes (preveo gran crisis en LinkedIn).

¿Cómo de breve?

A finales de 2023 se estimaba un horizonte de 2 años. No se si ahora que es finales de 2025 lo tenemos ya encima, pero debe estar ahí-ahí. La experiencia dice que invertir mucho dinero en poner a trabajar a personas muy inteligentes hará que ocurra antes o después.

¿Trabajando en qué?

En incorporar a la IA lo que los anglosajones llaman agency, término que aúna la capacidad de elegir qué acción tomar, tomarla y, por tanto, asumir las consecuencias.

Esta es la premisa de Mustafa Suleyman[1] que propone un nuevo Test de Turing. Originalmente [2], el Test de Turing habla de máquinas capaces de simular un comportamiento indistinguible del humano, en un juego que llamó “Imitation Game”. Básicamente el jugador, haciendo preguntas, debía adivinar si hablaba con un hombre o una mujer, y de ahí, si la máquina podría engañar al jugador para que no fuese capaz de distinguirla como tal. El fundador de DeepMind va más allá, propone saltar de la pregunta “¿pueden pensar las máquinas?”, a la pregunta “¿pueden las máquinas tener impacto relevante en el mundo?”.

¿Qué considera “impacto relevante”?

Pues que una IA sea capaz de hacer un estudio de mercado, identificar una necesidad compartida por un grupo de personas, encontrar una forma de satisfacerla, construirla, lanzarla y comercializarla, convirtiendo una inversión de 100.000 dólares en un resultado de 1 millón.

Vamos, el trabajo del CEO o el emprendedor.

¿Por qué alguien propondría que, de todas las cosas que puede hacer un ser humano (como educar a un niño, alimentar a un hambriento, atender a un enfermo, cobijar a un refugiado, descubrir una vacuna, etc.) lo realmente valioso sea mover millones de dólares?

Porque él lo hizo. Y porque puede. Porque le da la gana. La clave de ser un tecno-emprendedor de éxito es que puedes hacer lo que te dé la gana. Como por ejemplo:

Lo que te dé la p**a gana (Photo by ANGELA WEISS/AFP via Getty Images)

“Dato mata relato”

Es difícil rastrear el origen de la expresión “dato mata relato”, me gusta pensar que tiene sus raíces en Husserl [3], cuando dijo que “meras ciencias de hechos hacen meros seres humanos de hechos”.

Parece que las personas que trabajamos en tecnología hemos aceptado y después asimilado y por tanto incorporado la visión neopositivista [4] de Schlick, Carnap y el resto de los miembros del “Círculo de Viena”. Me resulta raro, porque el neopositivismo es una visión de la ciencia (conocer la realidad para poder explicarla), y diseñar, desarrollar y evolucionar AI es el dominio de la tecnología (transformar la realidad a través del conocimiento).

La concepción científica del mundo neopositivista introduce dos cambios que no hemos conseguido superar socialmente, y que están en el trasfondo de la crisis de valores que vivimos. En primer lugar, el empirismo, que consiste en admitir como cierto sólo aquello que se puede comprobar a través de la observación, y por tanto medir; y si se puede medir, puede convertirse en un dato de una Excel, y someterse a un algoritmo. Consecuencia de lo anterior, se propugna que la ciencia (que incluye matemáticas, física o lógica formal) es la fuente suprema de obtención de conocimiento. En segundo lugar, el neopositivismo se declara abiertamente contrario a la metafísica como disciplina capaz de explicar el mundo, y al pensamiento abstracto como forma de llegar a conclusiones verdaderas.

Y esta idea resulta muy interesante, porque si relegamos por debajo de la ciencia a la metafísica (por no ser una fuente aceptada de conocimiento) y la epistemología (por estar acotada al conocimiento que obtiene la ciencia) ¿dónde pondremos la ética? Por ejemplo, la pondremos debajo de la economía. Subordinada. He escuchado a personas decir en público que sus principios están vinculados al precio que pagan por tenerlos.

Esta pregunta está implícita en las críticas al neopositivismo. En su conferencia en Viena de 1935 [5], Husserl plantea que no todas las preguntas que se hace el hombre se pueden responder desde la ciencia; y que no hay que aceptar que, de entre todas las preguntas que se puede hacer el hombre, sean las más importantes justo aquellas que se pueden responder desde la ciencia. En su crítica, Husserl advierte la incapacidad de las disciplinas humanistas de defenderse frente al reduccionismo de lo medible, y por tanto del dato.

Dato mata relato.

Desde esa incapacidad surge esa crisis de valores que identificaba en la sociedad, inicialmente europea de los años 30, ampliable al mundo occidental en general hoy en día.

Los relatos míticos del siglo XXI

Husserl propone que la espiritualidad humana es un dominio de conocimiento ajeno al mundo de la ciencia, y por tanto no explicable desde la racionalidad de observaciones y datos. Aquí entrarían los valores, la moral, etc. “Dato mata relato” perpetúa el reduccionismo neopositivista, o sea, el reduccionismo de los valores. No se puede explicar la espiritualidad con una Excel. Lord Kelvin dijo que “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, y por desgracia nos lo hemos creído.

Sabemos que las sociedades humanas se articulan y unen en torno a relatos míticos, y que la historia nos demuestra que esos relatos los construyen personas con intereses. Pero claro, en el contexto en el que primero Husserl y luego Heidegger se movieron, el espíritu, como explicación del hombre, se vinculó a las identidades nacionales (el espíritu del individuo supeditado al espíritu de su nación), y los relatos que se construyen alrededor. Heidegger proponía como solución a la crisis del reduccionismo la recuperación de los relatos míticos clásicos [6], aunque el suyo por desgracia se vinculó a la identidad de la nación alemana, a partir de las ideas de Fichte, Schiller, Goethe y Hölderlin entre otros. Que luego utilizó el nacionalsocialismo para ascender al poder, y ya sabemos que eso acabó en Genocidio. En nuestros días, la invasión de Ucrania de 2022 sin ir más lejos se explica en las fuentes oficiales [7] con un relato que se retrotrae al Mito Fundacional Ruso, con San Vladimiro, Príncipe de Nóvgorod, Gran Príncipe de Kiev, y cristianizador de la Rus de Kiev en el siglo XI.

No os preocupéis, que hay relatos míticos y genocidios para todos

Normal que genere rechazo acudir a la narrativa Mítica para la creación de valores.

Una cosa interesante que no se si habrás pensando, es que las personas que creaban e imponía un relato mítico empezaron siendo los chamanes, y luego llegaron religiosos, militares, gobernantes, poetas, filósofos, intelectuales… Lo llamativo del siglo XXI es que surge un nuevo tipo de personas capaces de crear e imponer relatos míticos.

Empresarios y emprendedores.

¿Y qué relato mítico pueden crear?

Pues poder, podrían crear cualquiera.

Ya, pero ¿cuáles han creado?

Relatos en los que mitifican (su) capacidad para generar (su) riqueza o tomar (sus) decisiones. Se resumen en dos. Uno, el del hombre hecho a sí mismo que, empezando de la nada (o de la casi nada, según la pasta que le haya dado papi) consigue triunfar. Este relato ensalza el trabajo duro y el sacrificio y equipara “triunfo” y “riqueza”. El otro es el relato de “lo hago porque puedo”. Que no es la explicación de Trasímaco [8] cuando dice que lo justo es aquello que los poderosos imponen sobre los débiles. Sino más bien la línea del “Might is right” de Arthur Desmond [9]: que la razón (entendida como motivo) de hacer algo, es precisamente poder hacerlo. Algo reservado a los fuertes, audaces y ambiciosos. Que conducen un Lambo.

Salir del Mito

Lo que nos devuelve al origen de esta reflexión. A lo largo de sucesivas iteraciones, se ha impuesto un nuevo relato mítico: el de la tecnología que avanzará sin descanso hasta construir la Inteligencia Artificial que domine, supere y haga irrelevante al ser humano. De suerte que este relato técnico, se funde con el relato del empresario / emprendedor, que va a hacer que ocurra porque quiere o porque puede, y así nace la gran narrativa en la que estamos inmersos.

Es una lástima que nosotros los técnicos, inspirados sin saberlo por Husserl y Heidegger, hayamos creado un relato mítico que, desde lo técnico, va contra el espíritu del hombre, por la pasta, o por la audacia. Cerrando un círculo vicioso del relato técnico que neutraliza el relato de la espiritualidad.

Los líderes de la comunidad técnica necesitan abandonar este Mito, y aceptar otros que expliquen su propósito, relatos que nunca más deberían venir de aquellos que quieren transformar la realidad sólo si da dinero o alimenta su ego.

Debemos volver a los orígenes de la tecnología. 

El relato mítico fundacional de la tecnología ya lo explicaba Protágoras [10]. El titán Prometeo robó las artes de Atenea (conocimiento) y Hefesto (tecnología), y con ellas el fuego (energía) sin el que no servirían para nada, y se las dio a los hombres para su progreso. No pudo robar la sabiduría política porque esa la custodiaba Zeus.

La ciencia, como fuente de conocimiento. La tecnología como transformación de la realidad a través del conocimiento. La transformación de la realidad para progresar hacia una sociedad mejor en los sentidos de libertad, igualdad, solidaridad, justicia, transparencia, sostenibilidad, inclusión

En Europa por ejemplo hemos tenido que regular por Ley [11] que ese debe ser el propósito de la Inteligencia Artificial, para que a nadie le quede ninguna duda.

Pues todavía salen personas diciendo que esa Ley coarta y limita nuestra capacidad de innovación, ¡poniéndonos en desventaja!

¿Quién querría innovar sin respetar la libertad, la igualdad, la solidaridad…? ¿Cómo podría considerar el respeto de la libertad una desventaja?  ¿Por qué no elegiría sumarse al relato Mítico de Europa como bloque donde se defiende la solidaridad? [12]

El relato Mítico de Europa

Jürgen Habermas tiene una visión interesante de qué significa Europa y en qué consiste ser europeo. Tuvo su epifanía en un día en particular, el 15 de febrero de 2003 cuando millones de personas marcharon contra la Guerra de Irak [13]. El francés Jacques Derrida compartió esta percepción y fue cosignatario de su manifiesto. Todas esas personas tenían en común precisamente ser europeos. Su conciencia colectiva despertó de manera global por encima de las fronteras de los países y sus gobiernos. El problema es que esa gente de la calle, esta esfera pública de la ciudadanía, no se trasladó a la acción política, ni en los gobiernos particulares, ni a nivel general, y hubo Guerra en Irak. Esta desconexión entre el ciudadano y el poder, que puede ser algo habitual en cualquier sistema político, es uno de los problemas esenciales que definen el hecho de ser europeo, porque se siente por partida doble. La desconexión con el gobierno de tu país, y desde ahí, la desconexión con el gobierno de Europa. Por ejemplo, en materia de regulación de la IA.

Si no se puede escuchar a Habermas, habrá que leerle. (Abisag Tüllman, BPK)

El déficit democrático persigue a Europa desde su (re)fundación en los años 50, y es algo en lo que deben trabajar los políticos, pero también debe ser responsabilidad de directivos y emprendedores. Que aquellos que tienen voz y representan a otros, trabajen en una Europa más fuerte. Esta fortaleza va más allá de buscar el equilibro entre importaciones y exportaciones en una Excel, pasa por alinear al ciudadano con su gobernante, materializar la auténtica unión política, y salir del papel de mercado de consumidores del que no nos quieren dejar salir Estados Unidos y China. Europa es mucho más que un gigantesco mercado de 740 millones de consumidores.

¿Cómo pasar del proyecto-mercado común al proyecto-político común? La visión de Habermas no se basa en desarrollar la identidad paneuropea desde la historia, pues pasaría por intentar unificar las características de diferentes naciones, que han estado en guerra entre sí desde la época clásica, siendo la Segunda Guerra Mundial la más horrible de todas ellas. Sino en articular la voluntad ciudadana que, tiene un proyecto hacia el futuro basado en ciertos principios y logros sociales compartidos. ¿Qué es lo que une a los europeos? ¿Qué cosa es la identidad de Europa?

Pues una serie de creencias. Los europeos creemos en la separación de poderes, incluyendo separar la religión del estado. También en la democracia participativa y el sufragio universal. En el estado del bienestar, que se funda en conceptos como el derecho a la educación y la asistencia sanitaria, las pensiones o los subsidios por desempleo. En el rechazo al uso de la fuerza para resolver los conflictos internacionales, en la tolerancia a otras ideas, y en el respeto a los derechos y libertades individuales [14]. Esta cultura política nos distingue esencialmente de otros modelos de sociedad como el ultraliberalismo estadounidense, el modelo de partido único chino, la cleptocracia rusa… por no hablar de los estados fallidos. Aunque estas creencias son culturales, devienen de situaciones históricas, como no puede ser de otra manera. Las guerras de religión nos enseñaron a separar el gobierno de la fe. La Ilustración y las Revoluciones, a separar el poder legislativo, del ejecutivo. El Holocausto, a poner el respeto a los derechos humanos por encima de todo. El Post-Colonialismo, a aceptar las visiones de otras identidades nacionales, y así.

Es posible que la AI Act no sea la mejor regulación en IA, y que pueda mejorarse y enmendarse, como todas las legislaciones, pero su redacción con principios como la transparencia y la explicabilidad, y su orientación al riesgo para las libertades individuales deberían ser un referente. ¿Por qué querría alguien no subirse al relato del paneuropeísmo?¿Por qué rechazarla sin haber entendido su propósito?

Porque el relato del emprendedor hecho a sí mismo, porque quiere y porque puede, mola más. Porque somos egoístas. Porque queremos ganar más dinero y conducir un lambo para poder subirlo a Instagram y que nos admiren.

Y porque hemos dejado fuera la ética y el humanismo en la formación a Directivos, Emprendedores y Técnicos.

Lo que está claro es que “dato mata relato” es en sí mismo un relato.

Jaque mate, dato.

Redux

Una versión más ligera de esta reflexión se publicó en la revista Ethic el 25 de marzo de 2024.

Referencias

[1] Suleiman, M. (2023), “The coming wave”, Crown.

[2] Turing, A. M. (1950), “Computing machinery and intelligence”, Mind 49:433-460

[3] Husserl, E. (2008), “La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental”, Prometeo Libros

[4] Hans H. et al (1929), “The Scientific Conception of the World. The Vienna Circle”,, presentado en Tagung für Erkenntnislehre der exakten Wissenschaften

[5] Husserl, E. (1935), “Philosophy in the Crisis of European Mankind”, conferencia del 10 de mayo de 1935 en Viena.

[6] Habermas, J. (1977), “Martin Heidegger on the publication of lectures from year 1935”, Graduate Faculty Philosophy Journal 6 (2):155-180.

[7] Putin, V. (2021) “On the historical unity of Russians and Ukranians”, recuperado de http://www.en.kremlin.ru/events/president/news/66181

[8] Platón, (2013), “La República”, Alianza Editorial

[9] Redbeard, R. (2020), “Might is right. The survival of the fittest”, Forgotten Books

[10] Platón, (2015), “Protágoras / Gorgias / Carta Séptima”, Alianza Editorial

[11] 2021/0106 (COD), Proposal for a REGULATION OF THE EUROPEAN PARLIAMENT AND OF THE COUNCIL LAYING DOWN HARMONISED RULES ON ARTIFICIAL INTELLIGENCE (ARTIFICIAL INTELLIGENCE ACT) AND AMENDING CERTAIN UNION LEGISLATIVE ACTS

[12] Habermas, J. (2015), “The Lure of Technocracy. A Plea for more European solidarity”, Polity Press

[13] Habermas, J. y Derrida, J. (2003), “February 15, or What Binds Europeans Together”, Constellations Vol 10.

[14] Habermas, J. (2001), “Why Europe Needs a Constitution”, New Left Review 11.

Esencialismo Artificial

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El sueño de Diderot y d’Alembert

Hay teorías que sugieren que la Torre de Babel del Génesis [1] era el zigurat de Etemenanki, erigido en Babilonia entre los siglos 14 y 9 antes de Cristo en honor del dios Marduk. Según eso, pasaron cosa de 3.000 años desde que Yahvé confundió a los hombres hasta que Diderot y d’Alembert empezaron a publicar su Encyclopedie [2].

¡3.000 años!

Menos mal que desde entonces, ya no se puede confundir a los hombres: todo lo que tienen que saber está perfectamente recogido y clasificado.

El llamado “Ideal Enciclopédico” es uno de los pilares de la Ilustración (que en inglés dicen Enlightenment, nombre que nos invita a pensar en llevar la Luz a quién está en las tinieblas, lo cual es mucho más elevado que ilustrarla, dónde va a parar). Los propios autores incluyen una entrada “Encyclopédie” en la “Encyclopédie”, en la que definen su objetivo como:

“recoger todo el conocimiento desperdigado por la superficie de la tierra, para demostrar el sistema general a las personas con las que vivimos; y transmitirlo a las personas que vendrán después de nosotros; para que así, el trabajo de los siglos pasados no sea inútil para los siglos venideros, y nuestros descendientes, por estar más instruidos, sean más virtuosos y felices” [3]

Diderot y d’Alembert no hicieron el primer “diccionario”, tampoco hicieron el primer “tratado”, ni el primer “compendio”, ni fueron los primeros en afirmar que alguien podría ser más virtuoso y feliz por estar instruido.

Ni siquiera fueron los primeros que pensaron que era una gran idea recoger conocimiento, compartirlo y dejarlo para las generaciones venideras.

El ser humano lleva recopilando, compartiendo y legando conocimiento desde que aprendió a escribir, porque para eso aprendió a escribir. La forma más rudimentaria que se conoce son los diccionarios de términos en sumerio y arcadio, datados en algún momento del segundo milenio antes de Cristo. Son las míticas tablillas Urra=Ubullu, de las que se conocen al menos 24, y que contienen un léxico de 10.000 palabras en ambos idiomas. No te lo vas a creer, pero la primera traducción que se conserva de la historia, urra es igual que ubullu, ese concepto, es del de deuda con intereses.

Tablilla Urra=Ubullu 13

La Tablilla 13 se conserva en el MET de NY, y recoge términos de animales domésticos

La historia de la humanidad es la historia de cómo se ha recogido, ordenado y presentado el conocimiento que se tenía en un momento concreto, para ponerlo a disposición de la siguiente generación. O la historia de cómo se han cobrado deudas con intereses, que también podría ser.

Lo relevante de la Enciclopedia de Diderot y d’Alembert es que nace con el objetivo de ser sistemática y exhaustiva (por ello recoge términos de todos los dominios de conocimiento de la época: matemáticas, botánica, filosofía, historia, arte, oficios…), y accesible (redactada en términos que permitieran que ese conocimiento pudiera llegar a cualquier persona de cualquier clase social siempre y cuando supiera leer). Fue necesaria la contribución de 150 autores para escribir las más de 75.000 entradas de la Encyclopédie, una titánica tarea de recopilación, desarrollo de contenidos, y edición.

Para el siguiente salto relevante en el acceso al conocimiento hubo que esperar a la enciclopedia Encarta de Microsoft del año 1993, que ocupaba un CD-ROM, tenía buscador y además habilitaba que las entradas de la enciclopedia se relacionaran unas con otras a través de enlaces. Hasta entonces, la búsqueda de un lema era un proceso que consistía en leer los lomos de cada tomo, coger el que contenía la inicial, y abrirlo por el principio, la mitad o el final según lo que se buscaba, para ir avanzando adelante o atrás. Y no existían los términos relacionados.

Microsoft Encarta 1993

La Home de Encarta 1993 se sigue usando como ejemplo en los cursos de Visual Design y User Experience

 

El siguiente salto llegó en 2001, cuando  la Wikipedia propusiera un modelo abierto de contribución y revisión descentralizada, donde el equipo editor pasa a estar formado por voluntarios con tiempo y ganas.

Pero la forma en la que hemos decidido estructurar el acceso al conocimiento desde la epoca de los sumerios siempre ha sido la misma: a través de entradas (o lemas). Una persona tiene que saber qué entrada quiere consultar para llegar a ella.

El buscador y los hipervínculos son mejoras incrementales de resolver el mismo problema.

El problema de llegar a una entrada.

Da igual que sea una tablilla de cera con escritura cuneiforme o una representación digital de ceros y unos en forma de página web. Cuando alguien quiere saber algo, accede a un conocimiento que se presenta como una serie de enunciado afirmativos agrupados bajo un título, con una estructura (es decir, con un orden, ¿qué orden? el que considera adecuado quién haya redactado la entrada)

Una entrada es una página en la que se te dice lo que se sabe sobre un tema, escrita por alguien que ha contribuido con su conocimiento, demostrado porque ha aportado referencias. Las referencias son la forma objetiva que tenemos para justificar por qué lo que hay escrito en una entrada es correcto, lo que no deja de ser una herencia del espíritu de Pensamiento Crítico que proponía la Encyclopédie.

El Acceso Universal al Conocimiento

El siguiente salto relevante es el de la Inteligencia Artificial Generativa, donde ya no accedemos a una entrada recogida y estructurada en algún sitio; sino que esa entrada se genera y estructura al momento, en tiempo real, a la medida de la pregunta que se haya hecho, o sea, del conocimiento al que se quiere acceder, a partir de la información clasificada en el modelo, o sus parámetros de grounding, o los enlaces de investigación.

Viendo los datos de los millones de parámetros, tokens y datos que van publicando los LLM [4], la primera conclusión que quiero compartir es que un LLM puede ser la materialización definitiva del Ideal Enciclopédico.

Primero, porque se basan en construir y alimentar un modelo con todo, y todo significa todo, el conocimiento generado por el ser humano, y si no lo tiene, lo puede buscar; segundo porque lo pone a disposición de cualquiera; tercero, porque lo mantiene vivo permanentemente, y cuarto porque ya ni siquiera hace falta saber leer, puedes interactuar por voz.

Digo “puede ser” y no “es” porque en el mundo todavía hay 2,6 mil millones de personas que no tienen acceso a Internet [5].

Apuesto a que tienen más fácil llegar a una Enciclopedia impresa en papel: en el mundo hay casi cuatro veces más personas desconectadas de Internet que analfabetos [6].

Interludio: dialogar con las máquinas

Hay otra cuestión interesante en lo que al acceso al conocimiento se refiere, y es la forma primitiva y esencial con el que buscamos una respuesta a algo que desconocemos.

Taleb introduce en su visión de la Antifragilidad lo que llama «Efecto Lindy» [7] que suguiere que ciertas realizaciones técnicas (o incluso tecnológicas) [8] desarrolladas por el ser humano persisten a lo largo del tiempo, sobreviven a cambios y revoluciones, mientras no se encuentra nada que las mejore. Por ejemplo, yo todos los años actualizo para mis sesiones de Innovación en Escuelas de Negocio la imagen que compara la Silla de Hatnefer [9] (un trono de madera datado en el siglo XV antes de Cristo) con el último catálogo de sillas de Jardín de la temporada de verano.

Trono de Hatnefer y Sillón Bondholmen

¿Qué hemos inventado en 3000 años?

Lo mismo, pero 3.000 años después. Alguien decidió que esa era la forma más sencilla y efectiva de estar sentado. La imagen maliciosamente invita a pensar que en todo este tiempo sólo hemos inventado los reposabrazos, pero ni siquiera eso. Ya había tronos egipcios con reposabrazos. Alguien decidió que apoyar los antebrazos era mejor que tenerlos en el regazo, y luego otro llamó a eso «ergonomía». La innovación en este caso no viene de la experiencia de sentarse, sino de cómo producir la silla, y ha consistido en que lo coges tú de un almacén, te lo llevas tú a tu casa, y lo montas tú con la llave Allen.

Decir que la innovación viene por oleadas significa reconocer que una realización técnica/tecnológica permanece mientras no llegue otra que la supere, y por lo general, la forma de superarla tiene que ver con la experiencia de quién la usa.

Volvamos al tema del conocimiento. ¿Qué formas hemos encontrado de acceder a él?

Cronológicamente, la primera forma que descubrimos todos los seres humanos cuando llegamos a los dos o tres años es preguntar al que sabe.

Ya se encarga el que sabe de procesar nuestra pregunta, acceder a su conocimiento y dar una respuesta. Preguntar al que sabe es una maravilla porque la carga cognitiva recae en él, al contrario del sillón Bondholmen, donde la carga cognitiva (y física) de montarlo (y que no quede torcido) te recae a ti.

Claro, cuando eres pequeño, tu padre, tu madre, tus abuelos, tus profes, son capaces de responder a tus preguntas. Luego vas creciendo y ya la cosa se complica. Lo mismo no tienes cerca al que sabe.

Así pasamos a la segunda forma: consultar entradas en una Enciclopedia o Wikipedia o Manual o en Google, haciendo disponible al que sabe. En el fondo, es lo mismo que se les ocurrió a los Acadios cuando hicieron sus tablillas de cera.

Ya nadie vende Enciclopedias físicas porque ocupan espacio, son incómodas de buscar, y el proceso de actualización por tomos adicionales no está bien resuelto. Pero la forma de acceso permanece desde hace miles de años: buscar una entrada en una página.

¿Es la manera más adecuada? Al fin y al cabo, las personas no buscamos todo lo que hay que saber de una entrada: buscamos sólo una parte, aquello relacionado con ella.

¿Cuánto medía la Torre de Babel?

Debería ser anormalmente alta, al menos para los estándares de la época. Se supone que Yahvé consideró que aquello no estaba bien y por eso castigó a los hombres a no entenderse entre ellos. Encontrar una respuesta a esa pregunta pasa por buscar la entrada de la Torre de Babel en alguna enciclopedia, y una vez en su página, encontrar esa información entre todo lo escrito.

De cualquier manera, esta forma de acceder a la información da más trabajo. Eres tú el que tienes que encargarte de buscar la información, procesarla, relacionarla y encontrar lo que te interesaba. La carga de filtrar entre todo el conocimiento recae en quién busca.

Luego la cosa ha ido mejorando con el tema de los buscadores, y entonces, en la medida en que alguien haya escrito eso en una entrada, Google puede llegar a indexarlo y encontrarlo, y saber que de todos los datos que dispone, el que necesitas es altura y forma. Entre 60 y 90 metros se calcula.

Si preguntar al que sabe es la primera opción por ser la más intuitiva, la que menos trabajo nos da, la más fácil, ahora puedes llevar al que sabe en tu bolsillo y preguntarle lo que quieras. Con la ventaja de que un chatbot construido sobre un LLM no tiene carga cognitiva, solo un fee mensual y ni siquiera eso porque siempre hay un plan gratuito. Todo apunta a que el proyecto de Jony Ive y Sam Altman va sobre eso.

Esta corriente que surge alrededor del prompting, o sea, de aprender a hacer preguntas al sistema, a mí me parece coyuntural (o incluso oportunista si se quiere ganar dinero con eso). Seguimos hablando de la importancia de darle contexto al sistema en la sesión de interacción para que tu interacción se parezca más a lo que quieres. Se basa en la premisa de aprender a “escribir la instrucción correcta para obtener el resultado correcto”, cuando lo que nos ha enseñado el Procesamiento del Lenguaje Natural y la Hiper-personalización es que el sistema, con el tiempo, ya aprenderá a entender lo que le queremos decir. Las Gems de Gemini en el fondo es eso.

¿Dónde estaban las guías de prompts hace 15 años? Ahí sí que eran necesarias. ¿Dónde estaban los post en LinkedIn con “Los 10 ciclos de conversación que tienes que saber para dar de alta tu siniestro”?. Cualquiera que se haya enfrentado a un IVR [10] para sacarse un billete de autobús, dar de alta un parte, o poner una queja, sabe de lo que hablo. Sólo había una cosa que los asistentes virtuales de la antigüedad (o sea, de hace tres años) sabían hacer bien en el 100% de los casos: salir del ciclo de atención y pasar la conversación a un humano.

El tarro de las Esencias

Lo que nos lleva a la tercera cuestión, ¿qué le tienes que preguntar a una Inteligencia Artificial?

Ese sí que es un salto cognitivo relevante porque nos lleva no sólo a la realización del Ideal Enciclopédico, sino al método de la Mayéutica de Sócrates. Este se basa en un maestro que hace preguntas, aceptándose que la pregunta adecuada es más importante que la respuesta correcta. Es difícil saber cuántos discípulos tenía el Maestro Sócrates, pero las fuentes clásicas mencionan por su nombre a 19 y no se indica que fueran todos concurrentes, sino a lo largo del tiempo. Claro, es que la Mayeútica no escala. Conocer a tus alumnos y su nivel de madurez para hacer la pregunta adecuada requiere carga cognitiva que no veas.

Pero… los modelos de IAG generales, ChatGPT, Gemini, Claude, Deepseek.. son capaces de proponer qué preguntas debes hacerles sobre un lema. ¿Son realmente las preguntas adecuadas? ¿O sólo las estadísticamente más probables? ¿O son las adecuadas porque son las más probables? Olvídate de eso. El avance de NotebookLM es grandioso, porque el modelo se entrena exclusivamente con el contenido que se le alimenta, y a partir de ahí, es capaz de generar una guía de estudio a medida para un usuario concreto sobre ese contenido.

Decir que NotebookLM es capaz de generar las preguntas adecuadas, equivale a reconocer la posibilidad de que sea la Inteligencia Artificial la que interpele al humano de manera relevante, que es justo lo contrario del prompting.

Personalmente, tengo inclinaciones realistas porque sí creo que existe la realidad que se manifiesta en fenómenos, y aunque es cada cual el que da sentido al fenómeno, también creo que hay conceptos o categorías universales donde el sentido que le damos es siempre el mismo. Volviendo a Platón, fue el primero en dar una respuesta coherente al problema del ente y el ser, al definir los conceptos ideales. Así, este ordenador portátil con el que escribo es un ente, existe, pero no es el único ordenador portátil. Es uno. Una representación particular concreta de la idea del ordenador portátil. Esta idea corresponde a una esencia que lo hace ser un ordenador portátil y no una tostadora. Luego esta visión ha sido revisada y ampliada.

Y ahí es donde llega, ya para terminar, mi principal reflexión, y la pregunta con la que quiero terminar. En “¿Qué significa pensar?” [11], Heidegger llega a la conclusión de que el pensamiento es la esencia del ser humano. Es decir, el pensamiento es lo que hace que todas las implementaciones particulares de seres humanos seamos seres humanos.

Pero ese pensar no es el pensar cuyo significado ha sido deslucido por el tiempo y la filosofía. Es decir, a traer cosas al pensamiento. Habitualmente asociamos “pensar” al logos griego: decir (algo) sobre (algo). Un pensamiento es lógico cuando ese (algo) que se dice corresponde además con la verdad del (algo) del que se dice.

Sin embargo, Heidegger se retrotrae al fragmento VI del poema de Parménides [12] para proponer que “pensar”, como actividad esencial del ser humano, consiste en poner de manifiesto y tomar en consideración la esencia del ente sobre el que pensamos.

Esto es importante, porque la definición aristotélico-escolástica del hombre como «animal racional» está superada de hace tiempo. Se sabe que los animales tienen rudimentos de lenguaje y de pensamiento, pero no se sabe que sean capaces de reducir y definir la esencia de un ente. Aunque estamos a punto de saberlo; la investigación reciente sugiere que los bonobos son capaces de crear estructuras lingüísticas [13] en las que emana un significado que va más allá de la mera agregación de términos. Sin embargo, Heidegger aporta que la esencia del «ser humano» es estar en el mundo y enfrentarnos al resto de entes que nos rodean, y darles un sentido. Heidegger aborda el problema ontológico del ser diciendo que hay una forma de ser específica para el «ser humano», la del ser-ahí (Dasein), una forma de ser que consiste en relacionarnos con lo que nos rodea, entenderlo, darle un sentido, muchas veces a través de la utilidad, pero siempre desde la posibilidad. De la unión de sentido-posibilidad-uso, el ser humano desvela la identidad de un ser, que puede no existir previamente, así que lo inventa, y luego lo convierte en un concepto «universal». Todas las culturas humanas han llegado a entender lo que es un martillo, su posibilidad, y su uso, aunque era algo que en un momento no existía y luego alguien lo inventó. Y en ese proceso, le hemos dado una esencia [14].

¿Pero qué es un LLM y su modelo interno sino el catálogo exhaustivo de los entes que conoce el ser humano? ¿Cuál es la esencia de un LLM sino la de definir y revelar la esencia de esos entes que almacena?

Hasta ahora sólo había un ser al que preguntar cuando no se sabía, que coincidía con el único ser que era capaz de preguntarse por la esencia de algo, y su posibilidad.

El día que la Inteligencia Artificial no sea capaz únicamente de encontrar la idea esencial de los conceptos que almacena, sino además de definirla o encontrar sus posibilidades, ¿dónde quedará la esencia del ser humano?

Redux

Una versión más ligera de este ensayo se publicó en Ethic el 23 de noviembre de 2023.

Referencias

[1] https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/genesis/#cap11

[2] https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k50533b

[3] Diderot, Denise et al. “Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers”, 1ª Edición, Tomo 5, p 635, 1751.

[4] https://en.wikipedia.org/wiki/Large_language_model

[5] https://www.itu.int/en/mediacentre/Pages/PR-2023-09-12-universal-and-meaningful-connectivity-by-2030.aspx 

[6] https://www.uil.unesco.org/es/alfabetizacion/alianza-mundial

[7] Taleb, Nassim Nicholas. «Antifragile: Things that gain from disorder». Penguin, 2013

[8] Quintanilla, Miguel Angel. “Tecnología: un enfoque filosófico, y otros ensayos de Filosofía de la Tecnología”. Fondo de Cultura Económica, 2018.

[9] https://www.metmuseum.org/art/collection/search/543868

[10] https://en.wikipedia.org/wiki/Interactive_voice_response

[11] Heidegger, Martin. “¿Qué significa pensar?”, Trotta, 2010

[12] https://blogdemetafisica.blogspot.com/2018/05/traduccion-del-poema-de-parmenides.html

[13] M. Berthet et al. «Extensive compositionality in the vocal system of bonobos». Science 388, 104-108(2025).DOI:10.1126/science.adv1170

[13] Heidegger, Martin. «Ser y tiempo». Trotta, 2012

La pregunta por la Inteligencia Artificial Generativa

Tiempo de lectura: 3 minutos (nivel hilo de tuiter)

Este post es una reflexión sobre la naturaleza de la poiesis en la época digital, al hilo de una imagen que se volvió viral a finales de marzo de 2023. La imagen representaba al Papa Francisco paseando con un plumas blanco estilo Balenciaga, publicada en Reddit por el usuario «trippy_art_special» y generada con Midjourney.

The Pope Drip

The Pope Drip por Reddit / u/trippy_art_special (usuario eliminado)

Me pregunté si una obra generada por Midjourney, capaz de revelar una verdad, una emoción, la esencia de una idea, y generar un debate en la sociedad estaba cumpliendo la función del arte como desvelamiento.

Y sobre esa pregunta escribí un breve ensayo, que se llama «La pregunta por la Inteligencia Artificial Generativa«, así, como si sólo hubiera una, pero es mentira, porque hay cosa de veinte, que las he contado:

¿Hay sitio para la creatividad en la era de la inteligencia artificial generativa?
¿Qué es la poiesis y por qué es importante?
¿Por qué es necesario usar las manos para crear?
¿Por qué pensamos que el arte es la forma más elevada de creatividad?
¿Qué quiere decir que el artista desvela una verdad y al hacerlo se desvela a sí mismo?
¿Una imagen generada por inteligencia artificial desvela una verdad?
¿Hay voluntad en la inteligencia artificial?
¿A qué voluntad responde la inteligencia artificial generativa?
Si un ser humano quiere desvelar una verdad que ha imaginado, ¿es relevante que lo haga él mismo con sus propias manos?
¿Por qué recelamos de que lance al mundo su imaginación a través de una IA?
¿Por qué no queremos que un algortimo sea otra herramienta para nuestra poiesis?
¿Quién determina que la forma aceptable es una herramienta en la mano?
¿Qué es el aura de una creación? ¿Existe en el siglo XXI?
¿Dónde está la autoría en la Inteligencia Artificial generativa? ¿Y la causalidad?
¿Podemos encontrar una visión más inclusiva del proceso creativo que reconozca las formas que podemos crear en nuestros tiempo?
¿Por qué es importante una herramienta en la mano?
¿Y si hemos trascendido la esencia del arte?
¿Y si la inteligencia artificial generativa es la forma en que algunos humanos podemos revelar nuestra verdad y revelarnos a nosotros cuando lo hacemos?
¿Y si la creatividad artifical es lo que habilita que desarrollemos nuestra creatividad humana?

Estas preguntas que me hice me han llevaron a recorrer un sendero de pensamiento en torno a 3 ideas principales:

  1. Que los seres humanos tenemos la capacidad de imaginar, creamos ideas que somos capaces de verbalizar (o no), pero algunos de entre todos los humanos, no todos, sólo algunos con un «don», han sido capaces hasta ahora de hacer verdad sus ideas a través de una creación que dota de un medio físico a su idea (una escultura, una pintura, una melodía…)
  2. Si la técnica con la que creamos se adecúa y evoluciona a lo largo del tiempo, según evolucionan las herramientas que tenemos disponibles; o la forma en que mejoramos el uso de las herramientas que ya estaban disponibles; o aparecen nuevas herramientas.
  3. Si la Inteligencia Artificial Generativa, una herramienta tecnológica que crea textos, imágenes o vídeos, a partir de la Voluntad de un usuario para representar las ideas que tiene en su mente, se puede aceptar como una forma de poiesis del siglo XXI.

De lo que se podría pensar entonces si la Inteligencia Artificial Generativa es una herramienta que permite a los seres humanos desvelar sus verdades y compartirlas con el resto, y por tanto, mejora porque amplifica o complementa a aquellas personas que hasta ahora no han encontrado un «don» para hacer materiales las ideas de su imaginación.

Y dos contra-argumentos principales:

  1. Qué convierte en creador a una persona y si es el hecho de materializar por sí mismo con sus propios medios su idea concebida. ¿Un procesador de textos, o una tableta de diseño, o una mesa de mezclas son aceptables para convertir a un humano en creador?
  2. Y por qué la forma en que se materializa esa creación tiene que ser con una herramienta en la mano, cuando ya hemos aceptado en el siglo XXI la creación digital, herramientas que no transfieren a la materia si no a lo digital.

El artículo entero lo puedes leer en la revista Ethic:

https://ethic.es/2023/09/la-pregunta-por-la-inteligencia-artificial-generativa/

Seguro que me faltan muchas preguntas, sobre todo las tuyas.