Atrapados en el Mito de la IA

Tiempo de lectura: 10 minutos

Si eres el CEO de una empresa, o un emprendedor que ha lanzado una startup, vete pensando en buscarte otra cosa. El plot twist que nadie vio venir del impacto de la Inteligencia Artificial en el empleo es que, en breve, ambos trabajos serán irrelevantes (preveo gran crisis en LinkedIn).

¿Cómo de breve?

A finales de 2023 se estimaba un horizonte de 2 años. No se si ahora que es finales de 2025 lo tenemos ya encima, pero debe estar ahí-ahí. La experiencia dice que invertir mucho dinero en poner a trabajar a personas muy inteligentes hará que ocurra antes o después.

¿Trabajando en qué?

En incorporar a la IA lo que los anglosajones llaman agency, término que aúna la capacidad de elegir qué acción tomar, tomarla y, por tanto, asumir las consecuencias.

Esta es la premisa de Mustafa Suleyman[1] que propone un nuevo Test de Turing. Originalmente [2], el Test de Turing habla de máquinas capaces de simular un comportamiento indistinguible del humano, en un juego que llamó “Imitation Game”. Básicamente el jugador, haciendo preguntas, debía adivinar si hablaba con un hombre o una mujer, y de ahí, si la máquina podría engañar al jugador para que no fuese capaz de distinguirla como tal. El fundador de DeepMind va más allá, propone saltar de la pregunta “¿pueden pensar las máquinas?”, a la pregunta “¿pueden las máquinas tener impacto relevante en el mundo?”.

¿Qué considera “impacto relevante”?

Pues que una IA sea capaz de hacer un estudio de mercado, identificar una necesidad compartida por un grupo de personas, encontrar una forma de satisfacerla, construirla, lanzarla y comercializarla, convirtiendo una inversión de 100.000 dólares en un resultado de 1 millón.

Vamos, el trabajo del CEO o el emprendedor.

¿Por qué alguien propondría que, de todas las cosas que puede hacer un ser humano (como educar a un niño, alimentar a un hambriento, atender a un enfermo, cobijar a un refugiado, descubrir una vacuna, etc.) lo realmente valioso sea mover millones de dólares?

Porque él lo hizo. Y porque puede. Porque le da la gana. La clave de ser un tecno-emprendedor de éxito es que puedes hacer lo que te dé la gana. Como por ejemplo:

Lo que te dé la p**a gana (Photo by ANGELA WEISS/AFP via Getty Images)

“Dato mata relato”

Es difícil rastrear el origen de la expresión “dato mata relato”, me gusta pensar que tiene sus raíces en Husserl [3], cuando dijo que “meras ciencias de hechos hacen meros seres humanos de hechos”.

Parece que las personas que trabajamos en tecnología hemos aceptado y después asimilado y por tanto incorporado la visión neopositivista [4] de Schlick, Carnap y el resto de los miembros del “Círculo de Viena”. Me resulta raro, porque el neopositivismo es una visión de la ciencia (conocer la realidad para poder explicarla), y diseñar, desarrollar y evolucionar AI es el dominio de la tecnología (transformar la realidad a través del conocimiento).

La concepción científica del mundo neopositivista introduce dos cambios que no hemos conseguido superar socialmente, y que están en el trasfondo de la crisis de valores que vivimos. En primer lugar, el empirismo, que consiste en admitir como cierto sólo aquello que se puede comprobar a través de la observación, y por tanto medir; y si se puede medir, puede convertirse en un dato de una Excel, y someterse a un algoritmo. Consecuencia de lo anterior, se propugna que la ciencia (que incluye matemáticas, física o lógica formal) es la fuente suprema de obtención de conocimiento. En segundo lugar, el neopositivismo se declara abiertamente contrario a la metafísica como disciplina capaz de explicar el mundo, y al pensamiento abstracto como forma de llegar a conclusiones verdaderas.

Y esta idea resulta muy interesante, porque si relegamos por debajo de la ciencia a la metafísica (por no ser una fuente aceptada de conocimiento) y la epistemología (por estar acotada al conocimiento que obtiene la ciencia) ¿dónde pondremos la ética? Por ejemplo, la pondremos debajo de la economía. Subordinada. He escuchado a personas decir en público que sus principios están vinculados al precio que pagan por tenerlos.

Esta pregunta está implícita en las críticas al neopositivismo. En su conferencia en Viena de 1935 [5], Husserl plantea que no todas las preguntas que se hace el hombre se pueden responder desde la ciencia; y que no hay que aceptar que, de entre todas las preguntas que se puede hacer el hombre, sean las más importantes justo aquellas que se pueden responder desde la ciencia. En su crítica, Husserl advierte la incapacidad de las disciplinas humanistas de defenderse frente al reduccionismo de lo medible, y por tanto del dato.

Dato mata relato.

Desde esa incapacidad surge esa crisis de valores que identificaba en la sociedad, inicialmente europea de los años 30, ampliable al mundo occidental en general hoy en día.

Los relatos míticos del siglo XXI

Husserl propone que la espiritualidad humana es un dominio de conocimiento ajeno al mundo de la ciencia, y por tanto no explicable desde la racionalidad de observaciones y datos. Aquí entrarían los valores, la moral, etc. “Dato mata relato” perpetúa el reduccionismo neopositivista, o sea, el reduccionismo de los valores. No se puede explicar la espiritualidad con una Excel. Lord Kelvin dijo que “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, y por desgracia nos lo hemos creído.

Sabemos que las sociedades humanas se articulan y unen en torno a relatos míticos, y que la historia nos demuestra que esos relatos los construyen personas con intereses. Pero claro, en el contexto en el que primero Husserl y luego Heidegger se movieron, el espíritu, como explicación del hombre, se vinculó a las identidades nacionales (el espíritu del individuo supeditado al espíritu de su nación), y los relatos que se construyen alrededor. Heidegger proponía como solución a la crisis del reduccionismo la recuperación de los relatos míticos clásicos [6], aunque el suyo por desgracia se vinculó a la identidad de la nación alemana, a partir de las ideas de Fichte, Schiller, Goethe y Hölderlin entre otros. Que luego utilizó el nacionalsocialismo para ascender al poder, y ya sabemos que eso acabó en Genocidio. En nuestros días, la invasión de Ucrania de 2022 sin ir más lejos se explica en las fuentes oficiales [7] con un relato que se retrotrae al Mito Fundacional Ruso, con San Vladimiro, Príncipe de Nóvgorod, Gran Príncipe de Kiev, y cristianizador de la Rus de Kiev en el siglo XI.

No os preocupéis, que hay relatos míticos y genocidios para todos

Normal que genere rechazo acudir a la narrativa Mítica para la creación de valores.

Una cosa interesante que no se si habrás pensando, es que las personas que creaban e imponía un relato mítico empezaron siendo los chamanes, y luego llegaron religiosos, militares, gobernantes, poetas, filósofos, intelectuales… Lo llamativo del siglo XXI es que surge un nuevo tipo de personas capaces de crear e imponer relatos míticos.

Empresarios y emprendedores.

¿Y qué relato mítico pueden crear?

Pues poder, podrían crear cualquiera.

Ya, pero ¿cuáles han creado?

Relatos en los que mitifican (su) capacidad para generar (su) riqueza o tomar (sus) decisiones. Se resumen en dos. Uno, el del hombre hecho a sí mismo que, empezando de la nada (o de la casi nada, según la pasta que le haya dado papi) consigue triunfar. Este relato ensalza el trabajo duro y el sacrificio y equipara “triunfo” y “riqueza”. El otro es el relato de “lo hago porque puedo”. Que no es la explicación de Trasímaco [8] cuando dice que lo justo es aquello que los poderosos imponen sobre los débiles. Sino más bien la línea del “Might is right” de Arthur Desmond [9]: que la razón (entendida como motivo) de hacer algo, es precisamente poder hacerlo. Algo reservado a los fuertes, audaces y ambiciosos. Que conducen un Lambo.

Salir del Mito

Lo que nos devuelve al origen de esta reflexión. A lo largo de sucesivas iteraciones, se ha impuesto un nuevo relato mítico: el de la tecnología que avanzará sin descanso hasta construir la Inteligencia Artificial que domine, supere y haga irrelevante al ser humano. De suerte que este relato técnico, se funde con el relato del empresario / emprendedor, que va a hacer que ocurra porque quiere o porque puede, y así nace la gran narrativa en la que estamos inmersos.

Es una lástima que nosotros los técnicos, inspirados sin saberlo por Husserl y Heidegger, hayamos creado un relato mítico que, desde lo técnico, va contra el espíritu del hombre, por la pasta, o por la audacia. Cerrando un círculo vicioso del relato técnico que neutraliza el relato de la espiritualidad.

Los líderes de la comunidad técnica necesitan abandonar este Mito, y aceptar otros que expliquen su propósito, relatos que nunca más deberían venir de aquellos que quieren transformar la realidad sólo si da dinero o alimenta su ego.

Debemos volver a los orígenes de la tecnología. 

El relato mítico fundacional de la tecnología ya lo explicaba Protágoras [10]. El titán Prometeo robó las artes de Atenea (conocimiento) y Hefesto (tecnología), y con ellas el fuego (energía) sin el que no servirían para nada, y se las dio a los hombres para su progreso. No pudo robar la sabiduría política porque esa la custodiaba Zeus.

La ciencia, como fuente de conocimiento. La tecnología como transformación de la realidad a través del conocimiento. La transformación de la realidad para progresar hacia una sociedad mejor en los sentidos de libertad, igualdad, solidaridad, justicia, transparencia, sostenibilidad, inclusión

En Europa por ejemplo hemos tenido que regular por Ley [11] que ese debe ser el propósito de la Inteligencia Artificial, para que a nadie le quede ninguna duda.

Pues todavía salen personas diciendo que esa Ley coarta y limita nuestra capacidad de innovación, ¡poniéndonos en desventaja!

¿Quién querría innovar sin respetar la libertad, la igualdad, la solidaridad…? ¿Cómo podría considerar el respeto de la libertad una desventaja?  ¿Por qué no elegiría sumarse al relato Mítico de Europa como bloque donde se defiende la solidaridad? [12]

El relato Mítico de Europa

Jürgen Habermas tiene una visión interesante de qué significa Europa y en qué consiste ser europeo. Tuvo su epifanía en un día en particular, el 15 de febrero de 2003 cuando millones de personas marcharon contra la Guerra de Irak [13]. El francés Jacques Derrida compartió esta percepción y fue cosignatario de su manifiesto. Todas esas personas tenían en común precisamente ser europeos. Su conciencia colectiva despertó de manera global por encima de las fronteras de los países y sus gobiernos. El problema es que esa gente de la calle, esta esfera pública de la ciudadanía, no se trasladó a la acción política, ni en los gobiernos particulares, ni a nivel general, y hubo Guerra en Irak. Esta desconexión entre el ciudadano y el poder, que puede ser algo habitual en cualquier sistema político, es uno de los problemas esenciales que definen el hecho de ser europeo, porque se siente por partida doble. La desconexión con el gobierno de tu país, y desde ahí, la desconexión con el gobierno de Europa. Por ejemplo, en materia de regulación de la IA.

Si no se puede escuchar a Habermas, habrá que leerle. (Abisag Tüllman, BPK)

El déficit democrático persigue a Europa desde su (re)fundación en los años 50, y es algo en lo que deben trabajar los políticos, pero también debe ser responsabilidad de directivos y emprendedores. Que aquellos que tienen voz y representan a otros, trabajen en una Europa más fuerte. Esta fortaleza va más allá de buscar el equilibro entre importaciones y exportaciones en una Excel, pasa por alinear al ciudadano con su gobernante, materializar la auténtica unión política, y salir del papel de mercado de consumidores del que no nos quieren dejar salir Estados Unidos y China. Europa es mucho más que un gigantesco mercado de 740 millones de consumidores.

¿Cómo pasar del proyecto-mercado común al proyecto-político común? La visión de Habermas no se basa en desarrollar la identidad paneuropea desde la historia, pues pasaría por intentar unificar las características de diferentes naciones, que han estado en guerra entre sí desde la época clásica, siendo la Segunda Guerra Mundial la más horrible de todas ellas. Sino en articular la voluntad ciudadana que, tiene un proyecto hacia el futuro basado en ciertos principios y logros sociales compartidos. ¿Qué es lo que une a los europeos? ¿Qué cosa es la identidad de Europa?

Pues una serie de creencias. Los europeos creemos en la separación de poderes, incluyendo separar la religión del estado. También en la democracia participativa y el sufragio universal. En el estado del bienestar, que se funda en conceptos como el derecho a la educación y la asistencia sanitaria, las pensiones o los subsidios por desempleo. En el rechazo al uso de la fuerza para resolver los conflictos internacionales, en la tolerancia a otras ideas, y en el respeto a los derechos y libertades individuales [14]. Esta cultura política nos distingue esencialmente de otros modelos de sociedad como el ultraliberalismo estadounidense, el modelo de partido único chino, la cleptocracia rusa… por no hablar de los estados fallidos. Aunque estas creencias son culturales, devienen de situaciones históricas, como no puede ser de otra manera. Las guerras de religión nos enseñaron a separar el gobierno de la fe. La Ilustración y las Revoluciones, a separar el poder legislativo, del ejecutivo. El Holocausto, a poner el respeto a los derechos humanos por encima de todo. El Post-Colonialismo, a aceptar las visiones de otras identidades nacionales, y así.

Es posible que la AI Act no sea la mejor regulación en IA, y que pueda mejorarse y enmendarse, como todas las legislaciones, pero su redacción con principios como la transparencia y la explicabilidad, y su orientación al riesgo para las libertades individuales deberían ser un referente. ¿Por qué querría alguien no subirse al relato del paneuropeísmo?¿Por qué rechazarla sin haber entendido su propósito?

Porque el relato del emprendedor hecho a sí mismo, porque quiere y porque puede, mola más. Porque somos egoístas. Porque queremos ganar más dinero y conducir un lambo para poder subirlo a Instagram y que nos admiren.

Y porque hemos dejado fuera la ética y el humanismo en la formación a Directivos, Emprendedores y Técnicos.

Lo que está claro es que “dato mata relato” es en sí mismo un relato.

Jaque mate, dato.

Redux

Una versión más ligera de esta reflexión se publicó en la revista Ethic el 25 de marzo de 2024.

Referencias

[1] Suleiman, M. (2023), “The coming wave”, Crown.

[2] Turing, A. M. (1950), “Computing machinery and intelligence”, Mind 49:433-460

[3] Husserl, E. (2008), “La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental”, Prometeo Libros

[4] Hans H. et al (1929), “The Scientific Conception of the World. The Vienna Circle”,, presentado en Tagung für Erkenntnislehre der exakten Wissenschaften

[5] Husserl, E. (1935), “Philosophy in the Crisis of European Mankind”, conferencia del 10 de mayo de 1935 en Viena.

[6] Habermas, J. (1977), “Martin Heidegger on the publication of lectures from year 1935”, Graduate Faculty Philosophy Journal 6 (2):155-180.

[7] Putin, V. (2021) “On the historical unity of Russians and Ukranians”, recuperado de http://www.en.kremlin.ru/events/president/news/66181

[8] Platón, (2013), “La República”, Alianza Editorial

[9] Redbeard, R. (2020), “Might is right. The survival of the fittest”, Forgotten Books

[10] Platón, (2015), “Protágoras / Gorgias / Carta Séptima”, Alianza Editorial

[11] 2021/0106 (COD), Proposal for a REGULATION OF THE EUROPEAN PARLIAMENT AND OF THE COUNCIL LAYING DOWN HARMONISED RULES ON ARTIFICIAL INTELLIGENCE (ARTIFICIAL INTELLIGENCE ACT) AND AMENDING CERTAIN UNION LEGISLATIVE ACTS

[12] Habermas, J. (2015), “The Lure of Technocracy. A Plea for more European solidarity”, Polity Press

[13] Habermas, J. y Derrida, J. (2003), “February 15, or What Binds Europeans Together”, Constellations Vol 10.

[14] Habermas, J. (2001), “Why Europe Needs a Constitution”, New Left Review 11.

Esencialismo Artificial

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El sueño de Diderot y d’Alembert

Hay teorías que sugieren que la Torre de Babel del Génesis [1] era el zigurat de Etemenanki, erigido en Babilonia entre los siglos 14 y 9 antes de Cristo en honor del dios Marduk. Según eso, pasaron cosa de 3.000 años desde que Yahvé confundió a los hombres hasta que Diderot y d’Alembert empezaron a publicar su Encyclopedie [2].

¡3.000 años!

Menos mal que desde entonces, ya no se puede confundir a los hombres: todo lo que tienen que saber está perfectamente recogido y clasificado.

El llamado “Ideal Enciclopédico” es uno de los pilares de la Ilustración (que en inglés dicen Enlightenment, nombre que nos invita a pensar en llevar la Luz a quién está en las tinieblas, lo cual es mucho más elevado que ilustrarla, dónde va a parar). Los propios autores incluyen una entrada “Encyclopédie” en la “Encyclopédie”, en la que definen su objetivo como:

“recoger todo el conocimiento desperdigado por la superficie de la tierra, para demostrar el sistema general a las personas con las que vivimos; y transmitirlo a las personas que vendrán después de nosotros; para que así, el trabajo de los siglos pasados no sea inútil para los siglos venideros, y nuestros descendientes, por estar más instruidos, sean más virtuosos y felices” [3]

Diderot y d’Alembert no hicieron el primer “diccionario”, tampoco hicieron el primer “tratado”, ni el primer “compendio”, ni fueron los primeros en afirmar que alguien podría ser más virtuoso y feliz por estar instruido.

Ni siquiera fueron los primeros que pensaron que era una gran idea recoger conocimiento, compartirlo y dejarlo para las generaciones venideras.

El ser humano lleva recopilando, compartiendo y legando conocimiento desde que aprendió a escribir, porque para eso aprendió a escribir. La forma más rudimentaria que se conoce son los diccionarios de términos en sumerio y arcadio, datados en algún momento del segundo milenio antes de Cristo. Son las míticas tablillas Urra=Ubullu, de las que se conocen al menos 24, y que contienen un léxico de 10.000 palabras en ambos idiomas. No te lo vas a creer, pero la primera traducción que se conserva de la historia, urra es igual que ubullu, ese concepto, es del de deuda con intereses.

Tablilla Urra=Ubullu 13

La Tablilla 13 se conserva en el MET de NY, y recoge términos de animales domésticos

La historia de la humanidad es la historia de cómo se ha recogido, ordenado y presentado el conocimiento que se tenía en un momento concreto, para ponerlo a disposición de la siguiente generación. O la historia de cómo se han cobrado deudas con intereses, que también podría ser.

Lo relevante de la Enciclopedia de Diderot y d’Alembert es que nace con el objetivo de ser sistemática y exhaustiva (por ello recoge términos de todos los dominios de conocimiento de la época: matemáticas, botánica, filosofía, historia, arte, oficios…), y accesible (redactada en términos que permitieran que ese conocimiento pudiera llegar a cualquier persona de cualquier clase social siempre y cuando supiera leer). Fue necesaria la contribución de 150 autores para escribir las más de 75.000 entradas de la Encyclopédie, una titánica tarea de recopilación, desarrollo de contenidos, y edición.

Para el siguiente salto relevante en el acceso al conocimiento hubo que esperar a la enciclopedia Encarta de Microsoft del año 1993, que ocupaba un CD-ROM, tenía buscador y además habilitaba que las entradas de la enciclopedia se relacionaran unas con otras a través de enlaces. Hasta entonces, la búsqueda de un lema era un proceso que consistía en leer los lomos de cada tomo, coger el que contenía la inicial, y abrirlo por el principio, la mitad o el final según lo que se buscaba, para ir avanzando adelante o atrás. Y no existían los términos relacionados.

Microsoft Encarta 1993

La Home de Encarta 1993 se sigue usando como ejemplo en los cursos de Visual Design y User Experience

 

El siguiente salto llegó en 2001, cuando  la Wikipedia propusiera un modelo abierto de contribución y revisión descentralizada, donde el equipo editor pasa a estar formado por voluntarios con tiempo y ganas.

Pero la forma en la que hemos decidido estructurar el acceso al conocimiento desde la epoca de los sumerios siempre ha sido la misma: a través de entradas (o lemas). Una persona tiene que saber qué entrada quiere consultar para llegar a ella.

El buscador y los hipervínculos son mejoras incrementales de resolver el mismo problema.

El problema de llegar a una entrada.

Da igual que sea una tablilla de cera con escritura cuneiforme o una representación digital de ceros y unos en forma de página web. Cuando alguien quiere saber algo, accede a un conocimiento que se presenta como una serie de enunciado afirmativos agrupados bajo un título, con una estructura (es decir, con un orden, ¿qué orden? el que considera adecuado quién haya redactado la entrada)

Una entrada es una página en la que se te dice lo que se sabe sobre un tema, escrita por alguien que ha contribuido con su conocimiento, demostrado porque ha aportado referencias. Las referencias son la forma objetiva que tenemos para justificar por qué lo que hay escrito en una entrada es correcto, lo que no deja de ser una herencia del espíritu de Pensamiento Crítico que proponía la Encyclopédie.

El Acceso Universal al Conocimiento

El siguiente salto relevante es el de la Inteligencia Artificial Generativa, donde ya no accedemos a una entrada recogida y estructurada en algún sitio; sino que esa entrada se genera y estructura al momento, en tiempo real, a la medida de la pregunta que se haya hecho, o sea, del conocimiento al que se quiere acceder, a partir de la información clasificada en el modelo, o sus parámetros de grounding, o los enlaces de investigación.

Viendo los datos de los millones de parámetros, tokens y datos que van publicando los LLM [4], la primera conclusión que quiero compartir es que un LLM puede ser la materialización definitiva del Ideal Enciclopédico.

Primero, porque se basan en construir y alimentar un modelo con todo, y todo significa todo, el conocimiento generado por el ser humano, y si no lo tiene, lo puede buscar; segundo porque lo pone a disposición de cualquiera; tercero, porque lo mantiene vivo permanentemente, y cuarto porque ya ni siquiera hace falta saber leer, puedes interactuar por voz.

Digo “puede ser” y no “es” porque en el mundo todavía hay 2,6 mil millones de personas que no tienen acceso a Internet [5].

Apuesto a que tienen más fácil llegar a una Enciclopedia impresa en papel: en el mundo hay casi cuatro veces más personas desconectadas de Internet que analfabetos [6].

Interludio: dialogar con las máquinas

Hay otra cuestión interesante en lo que al acceso al conocimiento se refiere, y es la forma primitiva y esencial con el que buscamos una respuesta a algo que desconocemos.

Taleb introduce en su visión de la Antifragilidad lo que llama «Efecto Lindy» [7] que suguiere que ciertas realizaciones técnicas (o incluso tecnológicas) [8] desarrolladas por el ser humano persisten a lo largo del tiempo, sobreviven a cambios y revoluciones, mientras no se encuentra nada que las mejore. Por ejemplo, yo todos los años actualizo para mis sesiones de Innovación en Escuelas de Negocio la imagen que compara la Silla de Hatnefer [9] (un trono de madera datado en el siglo XV antes de Cristo) con el último catálogo de sillas de Jardín de la temporada de verano.

Trono de Hatnefer y Sillón Bondholmen

¿Qué hemos inventado en 3000 años?

Lo mismo, pero 3.000 años después. Alguien decidió que esa era la forma más sencilla y efectiva de estar sentado. La imagen maliciosamente invita a pensar que en todo este tiempo sólo hemos inventado los reposabrazos, pero ni siquiera eso. Ya había tronos egipcios con reposabrazos. Alguien decidió que apoyar los antebrazos era mejor que tenerlos en el regazo, y luego otro llamó a eso «ergonomía». La innovación en este caso no viene de la experiencia de sentarse, sino de cómo producir la silla, y ha consistido en que lo coges tú de un almacén, te lo llevas tú a tu casa, y lo montas tú con la llave Allen.

Decir que la innovación viene por oleadas significa reconocer que una realización técnica/tecnológica permanece mientras no llegue otra que la supere, y por lo general, la forma de superarla tiene que ver con la experiencia de quién la usa.

Volvamos al tema del conocimiento. ¿Qué formas hemos encontrado de acceder a él?

Cronológicamente, la primera forma que descubrimos todos los seres humanos cuando llegamos a los dos o tres años es preguntar al que sabe.

Ya se encarga el que sabe de procesar nuestra pregunta, acceder a su conocimiento y dar una respuesta. Preguntar al que sabe es una maravilla porque la carga cognitiva recae en él, al contrario del sillón Bondholmen, donde la carga cognitiva (y física) de montarlo (y que no quede torcido) te recae a ti.

Claro, cuando eres pequeño, tu padre, tu madre, tus abuelos, tus profes, son capaces de responder a tus preguntas. Luego vas creciendo y ya la cosa se complica. Lo mismo no tienes cerca al que sabe.

Así pasamos a la segunda forma: consultar entradas en una Enciclopedia o Wikipedia o Manual o en Google, haciendo disponible al que sabe. En el fondo, es lo mismo que se les ocurrió a los Acadios cuando hicieron sus tablillas de cera.

Ya nadie vende Enciclopedias físicas porque ocupan espacio, son incómodas de buscar, y el proceso de actualización por tomos adicionales no está bien resuelto. Pero la forma de acceso permanece desde hace miles de años: buscar una entrada en una página.

¿Es la manera más adecuada? Al fin y al cabo, las personas no buscamos todo lo que hay que saber de una entrada: buscamos sólo una parte, aquello relacionado con ella.

¿Cuánto medía la Torre de Babel?

Debería ser anormalmente alta, al menos para los estándares de la época. Se supone que Yahvé consideró que aquello no estaba bien y por eso castigó a los hombres a no entenderse entre ellos. Encontrar una respuesta a esa pregunta pasa por buscar la entrada de la Torre de Babel en alguna enciclopedia, y una vez en su página, encontrar esa información entre todo lo escrito.

De cualquier manera, esta forma de acceder a la información da más trabajo. Eres tú el que tienes que encargarte de buscar la información, procesarla, relacionarla y encontrar lo que te interesaba. La carga de filtrar entre todo el conocimiento recae en quién busca.

Luego la cosa ha ido mejorando con el tema de los buscadores, y entonces, en la medida en que alguien haya escrito eso en una entrada, Google puede llegar a indexarlo y encontrarlo, y saber que de todos los datos que dispone, el que necesitas es altura y forma. Entre 60 y 90 metros se calcula.

Si preguntar al que sabe es la primera opción por ser la más intuitiva, la que menos trabajo nos da, la más fácil, ahora puedes llevar al que sabe en tu bolsillo y preguntarle lo que quieras. Con la ventaja de que un chatbot construido sobre un LLM no tiene carga cognitiva, solo un fee mensual y ni siquiera eso porque siempre hay un plan gratuito. Todo apunta a que el proyecto de Jony Ive y Sam Altman va sobre eso.

Esta corriente que surge alrededor del prompting, o sea, de aprender a hacer preguntas al sistema, a mí me parece coyuntural (o incluso oportunista si se quiere ganar dinero con eso). Seguimos hablando de la importancia de darle contexto al sistema en la sesión de interacción para que tu interacción se parezca más a lo que quieres. Se basa en la premisa de aprender a “escribir la instrucción correcta para obtener el resultado correcto”, cuando lo que nos ha enseñado el Procesamiento del Lenguaje Natural y la Hiper-personalización es que el sistema, con el tiempo, ya aprenderá a entender lo que le queremos decir. Las Gems de Gemini en el fondo es eso.

¿Dónde estaban las guías de prompts hace 15 años? Ahí sí que eran necesarias. ¿Dónde estaban los post en LinkedIn con “Los 10 ciclos de conversación que tienes que saber para dar de alta tu siniestro”?. Cualquiera que se haya enfrentado a un IVR [10] para sacarse un billete de autobús, dar de alta un parte, o poner una queja, sabe de lo que hablo. Sólo había una cosa que los asistentes virtuales de la antigüedad (o sea, de hace tres años) sabían hacer bien en el 100% de los casos: salir del ciclo de atención y pasar la conversación a un humano.

El tarro de las Esencias

Lo que nos lleva a la tercera cuestión, ¿qué le tienes que preguntar a una Inteligencia Artificial?

Ese sí que es un salto cognitivo relevante porque nos lleva no sólo a la realización del Ideal Enciclopédico, sino al método de la Mayéutica de Sócrates. Este se basa en un maestro que hace preguntas, aceptándose que la pregunta adecuada es más importante que la respuesta correcta. Es difícil saber cuántos discípulos tenía el Maestro Sócrates, pero las fuentes clásicas mencionan por su nombre a 19 y no se indica que fueran todos concurrentes, sino a lo largo del tiempo. Claro, es que la Mayeútica no escala. Conocer a tus alumnos y su nivel de madurez para hacer la pregunta adecuada requiere carga cognitiva que no veas.

Pero… los modelos de IAG generales, ChatGPT, Gemini, Claude, Deepseek.. son capaces de proponer qué preguntas debes hacerles sobre un lema. ¿Son realmente las preguntas adecuadas? ¿O sólo las estadísticamente más probables? ¿O son las adecuadas porque son las más probables? Olvídate de eso. El avance de NotebookLM es grandioso, porque el modelo se entrena exclusivamente con el contenido que se le alimenta, y a partir de ahí, es capaz de generar una guía de estudio a medida para un usuario concreto sobre ese contenido.

Decir que NotebookLM es capaz de generar las preguntas adecuadas, equivale a reconocer la posibilidad de que sea la Inteligencia Artificial la que interpele al humano de manera relevante, que es justo lo contrario del prompting.

Personalmente, tengo inclinaciones realistas porque sí creo que existe la realidad que se manifiesta en fenómenos, y aunque es cada cual el que da sentido al fenómeno, también creo que hay conceptos o categorías universales donde el sentido que le damos es siempre el mismo. Volviendo a Platón, fue el primero en dar una respuesta coherente al problema del ente y el ser, al definir los conceptos ideales. Así, este ordenador portátil con el que escribo es un ente, existe, pero no es el único ordenador portátil. Es uno. Una representación particular concreta de la idea del ordenador portátil. Esta idea corresponde a una esencia que lo hace ser un ordenador portátil y no una tostadora. Luego esta visión ha sido revisada y ampliada.

Y ahí es donde llega, ya para terminar, mi principal reflexión, y la pregunta con la que quiero terminar. En “¿Qué significa pensar?” [11], Heidegger llega a la conclusión de que el pensamiento es la esencia del ser humano. Es decir, el pensamiento es lo que hace que todas las implementaciones particulares de seres humanos seamos seres humanos.

Pero ese pensar no es el pensar cuyo significado ha sido deslucido por el tiempo y la filosofía. Es decir, a traer cosas al pensamiento. Habitualmente asociamos “pensar” al logos griego: decir (algo) sobre (algo). Un pensamiento es lógico cuando ese (algo) que se dice corresponde además con la verdad del (algo) del que se dice.

Sin embargo, Heidegger se retrotrae al fragmento VI del poema de Parménides [12] para proponer que “pensar”, como actividad esencial del ser humano, consiste en poner de manifiesto y tomar en consideración la esencia del ente sobre el que pensamos.

Esto es importante, porque la definición aristotélico-escolástica del hombre como «animal racional» está superada de hace tiempo. Se sabe que los animales tienen rudimentos de lenguaje y de pensamiento, pero no se sabe que sean capaces de reducir y definir la esencia de un ente. Aunque estamos a punto de saberlo; la investigación reciente sugiere que los bonobos son capaces de crear estructuras lingüísticas [13] en las que emana un significado que va más allá de la mera agregación de términos. Sin embargo, Heidegger aporta que la esencia del «ser humano» es estar en el mundo y enfrentarnos al resto de entes que nos rodean, y darles un sentido. Heidegger aborda el problema ontológico del ser diciendo que hay una forma de ser específica para el «ser humano», la del ser-ahí (Dasein), una forma de ser que consiste en relacionarnos con lo que nos rodea, entenderlo, darle un sentido, muchas veces a través de la utilidad, pero siempre desde la posibilidad. De la unión de sentido-posibilidad-uso, el ser humano desvela la identidad de un ser, que puede no existir previamente, así que lo inventa, y luego lo convierte en un concepto «universal». Todas las culturas humanas han llegado a entender lo que es un martillo, su posibilidad, y su uso, aunque era algo que en un momento no existía y luego alguien lo inventó. Y en ese proceso, le hemos dado una esencia [14].

¿Pero qué es un LLM y su modelo interno sino el catálogo exhaustivo de los entes que conoce el ser humano? ¿Cuál es la esencia de un LLM sino la de definir y revelar la esencia de esos entes que almacena?

Hasta ahora sólo había un ser al que preguntar cuando no se sabía, que coincidía con el único ser que era capaz de preguntarse por la esencia de algo, y su posibilidad.

El día que la Inteligencia Artificial no sea capaz únicamente de encontrar la idea esencial de los conceptos que almacena, sino además de definirla o encontrar sus posibilidades, ¿dónde quedará la esencia del ser humano?

Redux

Una versión más ligera de este ensayo se publicó en Ethic el 23 de noviembre de 2023.

Referencias

[1] https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/genesis/#cap11

[2] https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k50533b

[3] Diderot, Denise et al. “Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers”, 1ª Edición, Tomo 5, p 635, 1751.

[4] https://en.wikipedia.org/wiki/Large_language_model

[5] https://www.itu.int/en/mediacentre/Pages/PR-2023-09-12-universal-and-meaningful-connectivity-by-2030.aspx 

[6] https://www.uil.unesco.org/es/alfabetizacion/alianza-mundial

[7] Taleb, Nassim Nicholas. «Antifragile: Things that gain from disorder». Penguin, 2013

[8] Quintanilla, Miguel Angel. “Tecnología: un enfoque filosófico, y otros ensayos de Filosofía de la Tecnología”. Fondo de Cultura Económica, 2018.

[9] https://www.metmuseum.org/art/collection/search/543868

[10] https://en.wikipedia.org/wiki/Interactive_voice_response

[11] Heidegger, Martin. “¿Qué significa pensar?”, Trotta, 2010

[12] https://blogdemetafisica.blogspot.com/2018/05/traduccion-del-poema-de-parmenides.html

[13] M. Berthet et al. «Extensive compositionality in the vocal system of bonobos». Science 388, 104-108(2025).DOI:10.1126/science.adv1170

[13] Heidegger, Martin. «Ser y tiempo». Trotta, 2012

De la Voluntad y la Intencionalidad en Ciencia y Tecnología

Tiempo de lectura: 29 minutos 😅

«La tecnología no es buena ni mala, depende»

Estoy seguro de que habrás notado cómo, cada vez que un nuevo informe o paper explica el impacto que tiene en la capacidad cerebral de los menores la adicción al TikTok, o cuando se informa de los trastornos en la alimentación o la personalidad que crea en las adolescentes la cultura de like de Instagram, alguien dice esa idea naïf de que “la tecnología no es buena ni mala, depende del uso que se hace de ella”.

Quizá tú lo pienses.

He usado a propósito la palabra «naïf» precisamente por su sentido de ingenuidad intencionada. Ingenuidad, porque es un pensamiento simplista, tal vez fruto de haber hecho poca reflexión. Intencionada, porque uno siempre se queda con la sensación de que este tipo de mensajes suelen ser auto-exculpatorios.

El 15 de septiembre de 2023, la Irish Data Protection Comission impuso una sanción [0] de 345 millones de euros a TikTok porque su gestión de la privacidad de los menores incumple el GDPR. En particular: la verificación de edad durante el proceso de alta; las cuentas de menores estaban abiertas al público por defecto; no se informaba de esto de manera transparente a los menores; y no implementaba la seguridad adecuada para los riesgos que corre un menor de 13 años con su cuenta abierta al público en TikTok

Y, sobre todo:

“TikTok implementeddark patterns’ by nudging users towards more privacy-intrusive options during the registration process, and when posting videos.” [0]

Implementar Dark Patterns. Por si no lo sabes, se refiere a un patrón en la experiencia de interacción diseñado intencionalmente para que los usuarios tomen decisiones que pueden ser perjudiciales para sus intereses.

Pero no para los de los creadores del sistema.

Lo primero que tienes que saber sobre este ensayo es que tratará sobre la Intencionalidad, y cómo la Intencionalidad responde a una Voluntad. A la de alguien, nunca a la de algo, porque un algo no tienen Intencionalidad.

Empecemos por el principio. ¿Menores en Tiktok? En España, no está permitido que un menor de 14 años se dé de alta en una red social. La UE establece el límite en los 16, pero permite a cada país que fije sus propias normas. Show Chew, CEO de TikTok, afirma [1 ] que la plataforma por defecto fija en 60 minutos al día el límite de uso para los menores, pero admite que ese límite se puede desactivar por configuración; o que no tienen mecanismos para impedir que menores se den de alta; o que construir una plataforma segura [2] para menores no es sólo un reto de TikTok, también le pasa al resto de la industria…

Mensajes auto-exculpatorios.

¿La responsabilidad de lo que pasa en TikTok no es de lo que permite hacer la plataforma, sino de las personas a las que le das la plataforma?

Pues nos parece normal decir eso cuando hablamos de TikTok, de Facebook, o de Twitter, del Zuckerberg o el Musk de turno. Empresas y personajes que hemos convertido en aspiracionalmente relevantes, y que se siguen poniendo de ejemplo en Escuelas de Negocio. Como ejemplo de innovación, de atrevimiento, de crecimiento de usuarios, de acceso a capital, de beneficios… cuando en realidad deberíamos tenerlos como ejemplos de Voluntad e Intencionalidad, y sacar conclusiones sobre ello.

¿De quién es la responsabilidad de la destrucción de Hiroshima? ¿Será de los científicos que investigaron con éxito la bomba? ¿O de quiénes las ensamblaron bien y entonces “funcionaron bien”? ¿O del piloto que en lugar de perderse, guió el avión a su destino? ¿O del Mayor Ferebee, que apretó el botón sobre el objetivo?

No, en este caso lo tenemos claro.

Dos personas asumieron esa responsabilidad. Oppenheimer, de investigarla, diseñarla y hacerla posible. El presidente Truman, de lanzarla sobre Japón. Ya lo dijo el propio Oppenheimer. Se había convertido en el Destructor de Mundos.

En toda transferencia tecnológica hay un proceso de diseño, que responde a un objetivo, y durante el que se toman decisiones. En ese punto surge la responsabilidad.

¿Desde dónde surge?

Desde la Voluntad.

En este ensayo voy a utilizar Intencional como antónimo de Neutral. Se que el antónimo de “neutral” es “parcial”, pero me gusta “Intencional”. Podríamos decir que la tecnología es “parcial” porque alguien toma partido, elige una opción transformadora de la realidad. Aun así, me parece más apropiada la palabra “Intencional” porque creo que pone de manifiesto que esa parcialidad de la tecnología responde a un motivo, a una Intención que ha sido creada por una Voluntad. Esos términos, Intencionalidad y Voluntad, los escribo con mayúsculas porque en torno a ellos debemos desarrollar una Ética tecnológica.

Así, podemos usar la palabra Intencional para referir el hecho objetivo de implementar dark patterns para que los menores no tengan sus cuentas de TikTok abiertas como hemos visto antes. O para referir que Elon Musk despida a la mayor parte del equipo que se encarga de cortar la publicación de contenidos relacionados con el abuso sexual a menores [3] y lo reemplace por un algoritmo; porque esa decisión tiene una intención y unas consecuencias.

Consecuencia: reducción de costes.

Consecuencia: material de abuso sexual a menores disponible durante meses en la plataforma [4].

Y eso que hay herramientas que identifican los patrones en estas imágenes, y los difunden hacia las redes para que éstas automáticamente los moderen. Pues nada oyes, con tanto despido, no funcionaban.

No me digas que usar  “intencionalidad” no eleva la descripción del fenómeno.

Personalmente, no creo que Elon Musk quiera que se distribuya pornografía infantil por twitter, lo que sí creo es que entre reducir costes para mejorar el EBIDTA, o seguir invirtiendo en vetar la pornografía infantil, lo tiene claro.

Ese es el ejemplo que tendríamos que dar en las Escuelas de Negocio.

Sé Truman. Sé Oppenheimer. Asume la decisión de priorizar costes sobre pornografía infantil.

Espera. O mejor aún.

Asume la decisión contraria, que igual es la correcta.

Oppenheimer desnudo en una silla

Es hora de desnudar a la Tecnología

Es curioso que haya personas que sigan defendiendo como paradigma del éxito al magnate sudafricano (hecho a sí mismo en la ciudad Esmeralda [5]) cuando se auto-exculpa de las consecuencias de sus decisiones intencionales; y en cambio como europeos, nos produzca indignación casi unánime que cada vez que hay un ataque con armas de fuego en un colegio de USA, salga un miembro del GOP, de la NRA o del propio Trump, diciendo que “no es necesario mayor control de las armas, sino volver la mirada a Dios” [6] o que “un profesor armado podría poner fin a un ataque muy rápido” [7], o nos llevamos las manos a la cabeza cuando hay empresas que crean un modelo de negocio de bunkers portátiles para escuelas [8].

Efectivamente, dirás, es que no es la misma relación causal entre Intencionalidad tecnológica y consecuencias. Que no es lo mismo la Bómba Atómica que las redes sociales.

Que todo es relativo.

El relativismo no es algo que exista únicamente en la filosofía, ni aplica sólo a nuestra visión de la ética tecnológica, es uno de los conceptos esenciales y más transformadores de la historia de la ciencia, y clave en la mecánica cuántica.

Y de ciencia, tecnología, mecánica cuántica y relativismo (moral y científico) va «Oppenheimer». Es una película que además de interesante, y candidata a llevarse una buena pila de premios y reconocimiento, es un contexto ideal para hablar de Filosofía de la Ciencia, y de la Neutralidad de Ciencia y Tecnología.

Ciencia es Conocimiento

No se tú, pero yo a veces tengo la sensación de que hay personas que usan la palabra “ciencia” y la palabra “tecnología” como si fueran intercambiables, y no.

Hay muchas definiciones de Ciencia, prácticamente cada diccionario, cada universidad y cada agencia científica tiene la suya. Algunas hacen más énfasis en el objeto de estudio (el mundo físico, el mundo conocido, el mundo real..), el objetivo (encontrar conocimiento, definir leyes…), otras en la utilidad de ese conocimiento (explicar, predecir…), otras en cómo se obtienen las evidencias (por la observación de fenómenos, por la experimentación…), etc.

En general, sacando factor común, podemos decir que “ciencia es la disciplina que busca el conocimiento fiable del mundo, a partir de la experimentación y los hechos objetivos”; y esa definición nos deja a todos más o menos tranquilos, podemos aceptarla, y además reconocer que la ciencia, en principio, tiene que ver con el conocimiento y, por tanto, no con la intervención. Intervención en el mundo que estudia, me refiero.

Como tiene que ver con el conocimiento, con “lo que es”, debe ser objetiva. Por eso se defiende la neutralidad de la ciencia. Es epistemológica, busca el conocimiento como fin en sí mismo, y a partir de él, explicar el mundo, predecir lo que ocurrirá, o descubrir lo que ha ocurrido.

Obviamente, no todas las ciencias tienen ni la misma facilidad objetiva, ni la misma capacidad predictiva, sobre todo las ciencias sociales (y si no, que se lo digan a Feijóo [9]). En las “ciencias duras”, hay unas leyes, expresadas a través de fórmulas que nos permiten saber con exactitud qué pasa si le pego una patada a una pelota, según como se la pegue, según cómo sea la pelota, según el viento que haya, etc. Eso es objetivo y por tanto neutral. Otras ciencias, como las sociales, pueden estar sujetas a subjetividad, ahí están las visiones enfrentadas del positivismo contra la hermenéutica. Cuando se hace una explicación de fenómenos como la especulación masiva en criptodivisas o la ablación femenina, es complicado que el observador se desligue subjetivamente de lo observado. Sin embargo, la idea de que hay corrientes positivistas que intentan explicar los fenómenos sociales desde la objetividad, nos hace pensar que esa sea, efectivamente, una de las características esenciales de la ciencia para serlo.

De hecho, todo el concepto del racionalismo gira en torno a la idea de que debe existir algo, la razón, que nos permita encontrar la verdad de algo, con independencia de quién lo valore.

“Verdad” y “razón” son conceptos complicados desde que Platón empezase a hablar sobre ellos hace dos mil quinientos años. Tradicionalmente, se espera de un científico que sea neutral, porque su misión es describir cómo es el mundo, no cómo le gustaría que fuese. Y debe ser objetivo, porque la filosofía europea, desde la Grecia de Epicuro, nos dice que las emociones se oponen a la razón porque la ofuscan. Por tanto, para hacer ciencia hay que dejar de lado las emociones. Las observaciones, los experimentos, las fórmulas…, todo debe ser comprobable con independencia de quién lo formule o quién lo valide para poder establecer una Ley, a ser posible universal. O sea, que se cumpla siempre y en todos los casos.

Para hacerlo, se sigue el Método Científico, que busca la objetividad por diseño. Es decir, que se ha diseñado para ser objetivo. Por eso hablamos de observaciones, de experimentos pensados para que se puedan repetir, de hipótesis que se quieren validar, de formulaciones matemáticas de leyes para que no se puedan malinterpretar ni se pierda su significado en traducciones, de revisión por pares, de publicaciones donde se han validado, de refutaciones, etc., y ese es el modelo tradicional de hacer la ciencia.

Retrato de Francis Bacon

Todos los científicos están a un grado de separación de Francis Bacon

Durante muchos años, sólo Hume y los empiristas pusieron en duda el modelo de la ciencia, cuando expusieron el llamado “problema de la inducción”. Tiene que ver con la forma en que establecemos conclusiones que decimos verídicas en el futuro, a partir de observaciones que hemos visto en el pasado. Para Hume:

no existen argumentos demostrativos para probar que los casos de los que no tenemos experiencia se asemejen a aquellos de los que tenemos experiencia” (Hume) [10]

Lo que le lleva a concluir que

cuando la mente pasa de una idea o impresión de un objeto, a la idea o creencia de otro, no está determinado por la razón, sino por ciertos principios que asocian entre sí las ideas de estos objetos, y las unen en nuestra imaginación” (Hume) [10]

Durante un par de siglos el único problema de la ciencia era si podíamos ser racionalistas o empiristas, si nuestras leyes eran suficientes o no para declarar la superioridad epistémica de la ciencia como disciplina para adquirir conocimiento, sobre la fe o la metafísica. La neutralidad del científico no era un problema en sí misma, hasta que llegó lo que se conoce como “Big Science” y entonces todo empieza a cambiar un poco.

En «Oppenheimer» se explicita claramente este cambio, porque vemos a los científicos salir de las Universidades y entrar en las bases militares.

A partir de aquí, sabemos que al problema de la inducción le unimos el problema de la neutralidad. Porque esto de la neutralidad tal vez tampoco sea del todo cierto.

En los años 60 Kuhn desarrolla el concepto de Paradigma [11] para explicar que los científicos, como personas, asumen cierta forma de pensar, ciertas ideas, ciertos supuestos previos, ciertos ámbitos de interés hacia los que dirigir su mirada… A ese contexto en el que se juntan valores, conceptos, métodos, supuestos y demás, es a lo que Kuhn llama Paradigma. Los científicos que trabajan dentro de un mismo Paradigma comparten este contexto.

Concluimos esta parte dejando claro que la ciencia busca el conocimiento objetivo del mundo, y que en ese punto hay un riesgo de la subjetividad del científico como humano. La superioridad epistémica de la ciencia frente a otras formas del saber se sustenta tradicionalmente en torno al método científico, su objetividad, y su capacidad enunciativa de leyes que permiten la explicación y la predicción.

Pero hay un doble riesgo de subjetividad en la ciencia: el de los científicos-personas que imaginan leyes en su cabeza como diría Hume, y el de los científicos-miembros activos que investigan condicionados por lo que se acepta en un Paradigma.

Tecnología es Intervención

Por otro lado, tenemos a la tecnología. Tradicionalmente se traduce el griego technê como producción, arte o artesanía; en el periodo clásico, se asimila al concepto de la práctica por la cual el artesano, con su conocimiento, transforma la physis. Parece que es a partir de Aristóteles cuando se establece esa diferenciación entre la episteme como conocimiento, y la technê como intervención a partir del conocimiento verdadero [12]

La intervención en el mundo desde el conocimiento no viene del lado de la ciencia, la ciencia aporta la explicación o la predicción. La intervención viene más del lado de la tecnología, pues está relacionada con la acción. Tecnología combina la technê y el logos [13], lo que nos hace pensar en el arte de producir cosas con instrumentos a partir del conocimiento; y por otra parte en la palabra o la razón, y de ahí tenemos la tecnología como se define en varios diccionarios:

  • “teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico” para la RAE.
  • “the practical application of knowledge” para el Merriam-Webster, o
  • “the practical, especially industrial, use of scientific discoveries” para el Cambridge Dictionary o
  • Wissenschaft von der Umwandlung von Roh- und Werkstoffen in fertige Produkte und Gebrauchsartikel, indem naturwissenschaftliche und technische Erkenntnisse angewendet werden“ [13] para el Duden.

Y la verdad es que me vienen muy bien estas definiciones, porque son las que habitualmente tenemos a mano, y porque se quedan muy cortas, no van demasiado lejos que digamos. Son definiciones que evitan el concepto de la intervención (que es Intencional y responde a una Voluntad como hemos dicho) y eso para mí es fundamental: precisamente por lo que dejan fuera (la tríada Intervención-Intención-Voluntad si la vemos desde lo creado, o Voluntad-Intención-Intervención si lo vemos desde el creador) es por lo que alguien puede caer en la trampa de declarar la neutralidad de la tecnología.

Me gusta la “escalera” que hace Miguel Ángel Quintanilla, Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Salamanca, en el que en cada peldaño explicita el paso de “técnica” a “tecnología”. Quintanilla habla [15] de:

  • la técnica, como una realización cultural de carácter abstracto, que tiene diversas realizaciones o aplicaciones.
  • la realización técnica, como un sistema de acciones humanas intencionalmente orientado a la transformación de objetos concretos para conseguir resultados valiosos
  • y la realización tecnológica como una realización técnica industrializada, vinculada a la ciencia, que persigue conseguir resultados valiosos de manera eficiente.

No existe la neutralidad de la tecnología, por definición de tecnología.

Pero no por la definición de los diccionarios, sino por la definición filosófica del término. Obsérvese cómo la palabra Intencionalidad aparece antes que la palabra “valor”, “industria”, “ciencia” o “eficiencia”. Claro, es que la Intencionalidad, es previa. La Intencionalidad responde a la Voluntad: primero existe la voluntad de un ser humano de transformar, de intervenir, y esa voluntad se transmite hacia aquello fabricado o intervenido a través de la tecnología. Decía Schopenhauer que:

«El mundo es mi representación (…) pues por muy inmenso y sólido que pueda ser, su existencia pende de un único hilo: la conciencia de cada uno, en la que se asienta» Y añade  “los objetos son la voluntad hecha representación” (Schopenhauer) [15]

O sea que el mundo es lo que yo percibo del mundo y lo que quiera hacer de él. ¿Cambia esta idea tu visión de Elon Musk, de Zuckerberg, de…?

Retrato de Arthur Schopenhauer

Schopenhauer era un pesimista con Voluntad

La tecnología tiene como misión en sí misma la Intervención, y por tanto, tiene Intencionalidad. Se utiliza el conocimiento científico con Voluntad para producir una transformación, y eso responde a un propósito que no es epistémico, es… otra cosa.

Esta idea idea de la escalera de la técnica nos puede servir también para ilustrar un ejemplo de la Intencionalidad de la tecnología.

  • Puedes hacer una tecnología que permita hacer el encoding y comprensión de un vídeo.
  • Puedes hacer una tecnología que permita la difusión de ese vídeo a otras personas.
  • Puedes hacer una tecnología que permita a las personas registrar su reacción a un vídeo que se les ha compartido.
  • Puedes hacer una tecnología que registre esas reacciones, analice los vídeos a los que corresponden, y busque patrones en vídeos similares.
  • Puedes hacer una tecnología que permita ver qué tienen en común las personas que responden a determinados vídeos…

Y en cualquiera de esos pasos puedes inventarte un modelo de negocio, hacer estimaciones de ingresos, y por tanto, plantear cómo alguien se va forrar. Es decir, que en cada caso, se puede diseñar la tecnología con una intencionalidad.

Es cierto, también se puede usar tecnología con otra intencionalidad, que puede no ser coincidente con la de su creador, así que habrá que pensar en qué se ha tenido en cuenta durante el proceso de diseño.

Supongo que en esta frase empiezan las incongruencias; se cuela el lenguaje para contaminar la realidad.

«Los límites de nuestro lenguaje limitan nuestra concepción del mundo», dijo Wittgenstein. Hay que tener mucho cuidado con el lenguaje, hay que ser muy responsables en el uso del lenguaje.

¿Cómo que la tecnología “se hace”?

¿Cómo que algo “se ha tenido en cuenta”?

Creo que es importante en este tipo de debates no decir que la tecnología “se hace”.

La tecnología no es reflexiva, no se hace a sí misma [17]

La tecnología la hacen las personas, la diseñan las personas, a partir de su Voluntad, con un propósito Intencional. Es un tema serio, y por eso hay que ser serios con el lenguaje.

Una de las líneas de reflexión que me apunto es escribir sobre la Intencionalidad de las personas que piensan la tecnología, y la de las personas que la construyen para los anteriores. Obviamente, también de quiénes la usan. Me parece interesante que una persona pueda trasladar la Voluntad de su visión, su Intencionalidad, a otros, que sin necesariamente tenerla, aceptan llevarla a cabo. Prestan su conocimiento y su trabajo a construir la Voluntad de otro. No digo que sea algo exclusivo de nuestros días, me parece algo interesante sobre lo que pensar, sobre todo en el caso de personas que tienen opciones. Esto también se recoge en Oppenheimer, cuando vemos cómo algunos científicos dudan, se debaten, sobre si participar o no en el proyecto Manhattan, porque no están seguros de querer sumarse a esa Voluntad.

¿Hay Neutralidad en la Big Science?

«Oppenheimer» gira en torno a varios fenómenos históricos, todos ellos muy relevantes, y al hacerlo, nos deja entrever otro que subyace a toda la película, y es el salto de la “ciencia” a la Big Science que hemos comentado.,

El proyecto Manhattan se suele usar como ejemplo para ilustrar la idea de la Big Science; una ciencia que sale de las Universidades y Centros de Investigación a grandes complejos o laboratorios, de la mano de los Estados y el Ejército. No solo de la mano, también del bolsillo. Grandes presupuestos permiten grandes proyectos de investigación, grandes montajes experimentales, grandes equipos de trabajo.

En este punto es cuando empieza a ser más patente que existe una Intencionalidad investigadora, puesto que hay una inversión sin precedentes que hacen los Estados y/o los Ejércitos (como si fuesen algo distinto), y se hace con un objetivo que no es necesariamente epistémico, sino que ahora tiene que ver con la ventaja competitiva de las naciones, se mida eso como se mida.

El conocimiento ya no es el fin, es el medio para conseguir el fin. Pero aparece antes el fin que el medio. Obsérvese que no es lo mismo investigar la fisión nuclear, descubrir la reacción en cadena, y deducir que se puede hacer una bomba; que decidir que se quiere hacer una bomba, y poner a gente a investigar cómo. Pero bueno, nunca sabremos si el estribo se inventó porque alguien quería una forma de que los jinetes pudieran tener mejor apoyo para golpear al enemigo, porque equilibrarse para disparar una flecha, o porque quería controlar mejor a su caballo [18]

En el caso del Proyecto Manhattan, sigue habiendo un objetivo epistémico: el conocimiento, eso está claro; sin embargo, el diálogo a partir de la publicación del paper de Otto Hahn y Fritz Strassmann [19] es revelador: los alemanes han demostrado que es posible la Fisión Nuclear. Joliot-Curie y Fermi-Slizard habían establecido la hipótesis de la reacción en cadena por diferentes caminos. A partir de ahí, Einstein y Slizard escriben [20] al presidente Roosevelt para comunicarle que objetivamente se ha verificado que el uranio enriquecido puede ser usado como fuente de energía; que objetivamente se está trabajando con la hipótesis de iniciar reacciones en cadena; y que probablemente, esas reacciones en cadena podrán generar un nuevo tipo de bomba, de capacidad destructiva sin precedentes.

La carta de Einstein a Roosevelt

La carta de Einstein a Roosevelt está en la Wikipedia

La carta Einstein-Slizard está fechada el 2 de agosto de 1939, Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre, y termina especulando lo que se conocería como Uranverein, el proyecto nazi de enriquecimiento de Uranio. Los científicos invitan al presidente a dotar de fondos a los equipos de las Universidades, incluso a buscar financiación a través de contribuyentes privados y laboratorios.

Así que no sólo está la hipótesis de que es conceptual y científicamente posible fabricar una bomba atómica, sino que hay un indicio de que el enemigo está trabajando activamente en ello. La conclusión evidente es que la tienen que construir ellos antes. Hay un objetivo epistémico, “¿se puede liberar la energía atómica con una explosión que active una reacción en cadena?”

A ser posible, sin destruir el mundo.

Y ese objetivo epistémico queda eclipsado, en este caso, por el objetivo militar. No basta con validar una hipótesis, hay que hacerlo antes de que lo hagan otros. El Proyecto Manhattan es un proyecto militar llevado a cabo por científicos.

«Oppenheimer» nos muestra cómo el objetivo militar evoluciona durante el proyecto Manhattan, no así el objetivo epistémico. Cuando es derrotada la Alemania Nazi, termina la carrera por ver quién hace primero la Bomba Atómica: estaba claro que Japón y Rusia no tenían capacidad. El objetivo científico de validar la hipótesis se mantiene, pero cambia el objetivo político: no basta fabricar la Bomba, hay que “enseñarla al Mundo”, evidenciar la transferencia ciencia-tecnología (la capacidad científica y la capacidad de industrialización). “Enseñarla” significa lanzarla, sobre un objetivo que difícilmente será sólo militar, estadísticamente impactará (nunca mejor dicho) en población civil. Algo con lo que tal vez no todos los científicos estén de acuerdo, pero que da igual, pues no son los dueños del proyecto.

Una de las escenas de «Oppenheimer» que más impactante me resulta es cuando se celebra el éxito de la prueba Trinity [21]

¿Qué es lo que se celebra? Obviamente un logro epistémico, una hipótesis que se ha demostrado empíricamente. Pero no se puede desligar la celebración del éxito investigador, de las entre 150.000 y 240.000 personas que murieron [22] por los efectos directos de las detonaciones. A partir de ese experimento exitoso, se ensamblan “Fat Man” y “Little Boy”, la materialización de una aplicación tecnológica que responde a la Voluntad militar. Y luego se lanzan sobre dos ciudades, Hiroshima y Nagasaki, que responden a una Voluntad política.

La otra escena impactante es que, una vez que se han ensamblado los dispositivos, los científicos dejan de ser relevantes. Nadie les informa de cuándo se toma la decisión, se enteran por la radio. Dejan de ser útiles. De hecho, aquellos a los que se ha pasado por alto su filiación izquierdista, vuelven a ser puestos en entredicho. La película muestra la persecución a Oppenheimer, defensor de la Teoría de No Proliferación, contraria a las posturas de “los halcones”.

La Intencionalidad del científico

Si la ciencia y el Método Científico son neutrales, lo que tenemos claro es que las personas no lo son. Tenemos nuestras inquietudes, nuestros sesgos, nuestras simpatías, nuestras visiones del mundo, y de lo que está bien o mal. Tenemos una ética. O no. ¿Tiene algo que ver la subjetividad del científico con la ciencia?

Ya hemos visto que Hume afirma que la inducción ocurre en la imaginación del científico, y eso no puede ser más subjetivo. Y Kuhn dijo que los científicos forman parte de una sociedad, y esa sociedad tiene sus propios sesgos.

Los neopositivistas querían superar la inducción creando modelos universales de explicación científica [23], en los que un término observacional tiene un significado en sí mismo, y puede ser formulado independientemente de las teorías que sobre él se establezcan y lo expliquen. Este principio de estabilidad del significado es una de las bases de la objetividad de la ciencia.

Por eso me resulta interesante la tesis de Feyerabend cuando pone en duda la neutralidad del científico, al decir que su subjetividad es clave para el progreso de la ciencia. Para Feyerabend, los hechos no tienen una explicación en sí mismos, sino a través de una teoría que es la que les da sentido. Así, un mismo hecho, como la observación de la salida y la puesta del Sol, puede explicarse desde el geocentrismo durante miles de años, o desde el heliocentrismo. Esta tesis cambia el orden tradicional: no es el hecho observado el que llama la atención del científico, que establece una teoría para explicarlo (el hecho antecede a la teoría que lo explica); es la teoría la que explica el hecho, la que lo convierte en una observación relevante. Su Thesis I dice:

la interpretación de un lenguaje observacional está determinada por las teorías que usamos para explicar lo que observamos, y esta cambia tan pronto como aquellas teorías cambian” (Feyerabend) [24]

El hecho es el mismo, la observación es la misma, sin embargo, hoy sabemos que es la Tierra la que orbita alrededor del Sol. Esta nueva verdad objetiva, esta realidad, se debe a la Voluntad de Galileo, su interpretación que cuestiona el orden Ptolemaico, lo que hace que hoy tengamos una visión heliocentrista del Sistema Solar.

Que de un mismo hecho “la salida del Sol” se puedan deducir dos visiones del mundo tan dispares es entre otras cosas lo que permite a Feyerabend lanzar su “anarquismo metodológico”:

Sólo hay un principio que puede defenderse bajo cualquier circunstancia y en cualquier estado del desarrollo humano. Es el principio de: Todo vale”. (Feyerabend)

Y afirmar que el éxito de las teorías científicas y su “imposición” sobre otras a las que refuta, no se debe tanto a lo cerca o lejos que están de “la verdad”, sino a la capacidad argumentativa de sus defensores sobre sus detractores. Como más tarde diría:

Uno de mis motivos para escribir Contra el Método era liberar a la gente de la tiranía de filósofos ofuscadores y conceptos abstractos como “verdad”, “realidad” u “objetividad”, porque estrechan su visión y forma de estar en el mundo.” [25]

Imagen de Paul Feyerabend

All work and no play makes Paul a dull boy

Luego Feyerabend llega a decir que la superioridad epistémica de la ciencia es algo que elegimos creernos, y que por lo que a él respecta, no había nada que permitiese elegir objetivamente entre la ciencia y otras formas de conocimiento como la astrología, la medicina alternativa o el voodoo.

Muy fuerte.

Me gustaría cerrar este capítulo con dos reflexiones. La primera es que hay un célebre artículo de la revista Science en el que se califica a Feyerabend como “el peor enemigo de la Ciencia” y “traidor a la verdad” [26] por reflexiones como esta.

Y la segunda. Maldita sea, volvemos a Aristóteles en su crítica al relativismo moral de los sofistas, y a su capacidad de usar la retórica para defender los argumentos de aquellos que participaban en el gobierno de la polis. Hemos pasado de la objetividad de la ciencia, al relativismo científico.

La Relatividad como visión del mundo

El relativismo científico también forma parte del hilo conductor de «Oppenheimer», con apariciones estelares de algunos de los científicos que investigaron y desarrollaron la física cuántica. Niels Bohr, Werner Heisenberg, Albert Einsteinla mecánica cuántica es una revolución sin parangón en la ciencia. Resulta que las partículas a nivel subatómico no se conocen con exactitud, se conocen con una probabilidad, una función de onda que nos dice la probabilidad que tenemos de encontrar una partícula en un determinado instante.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. Además, hay un Observador que interfiere con lo Observado porque lo determina. Como un voyeur que, por el hecho de estar presente, condiciona el mismo acto que está viendo: su presencia en la realidad condiciona la misma realidad que observa. “¿De verdad crees que la Luna no está ahí si nadie la mira?” llegó a preguntar Einstein a Abraham Pais.

Presencia Intencional, Voluntad de observar.

A principios del siglo XX la física deja de ser determinista, Bohr (Kenneth Branagh en la película, qué curioso que en las dos últimas películas de Nolan, Branagh sea quién juega a destruir la realidad [27]) propone el Principio de Complementariedad que combina ambas: antes de hacer el experimento las partículas subatómicas se comportan como ondas según la ecuación de Schördinger; y cuando se hace el experimento, se las puede asignar propiedades como posición y momento siguiendo la ecuación de Born. De manera que, si no se hace el experimento, ¿esas partículas no tienen esas propiedades?

Es la primera vez en la historia de la ciencia que un mismo sistema tiene dos reglas, dependiendo de si hay o no un Observador necesario. No podemos conocer la realidad, sólo aspectos de la realidad.

Esta llamada “interpretación de Copenhague” [28], y todas sus críticas, se hacen para defender el determinismo de la física, la ciencia más “dura” y más “pura” de las ciencias naturales, aquella con mayor capacidad explicativa y predictiva.

Es en este contexto en el que Einstein escribiría a Paul Epstein que «Dios no juega a los dados con el Universo» [29] en su intento por preservar la noción de un Universo determinista, y objetivo; frente a una visión de los antirrealistas que defendía que, en su nivel más bajo y fundacional, el atómico, no existe una realidad determinista. ¿Por eso Einstein pasea cabizbajo y melancólico en sus encuentros con Oppenheimer? Hasta el fin de sus días Einstein negó que la mecánica cuántica fuese una “teoría terminada”.

Si no hay una realidad determinista, si la realidad depende de la persona que la observa, entonces el Observador tiene un papel fundamental en la ciencia. La realidad ya no es independiente de quién la mira, dos personas, con distintas capacidades y competencias, tendrán dos visiones distintas de la realidad.

Y esa es precisamente otra de las cosas que vemos en el trasfondo de «Oppenheimer». No sólo la relatividad y la mecánica cuántica como motor del experimento atómico. También vemos la búsqueda del científico comprometido con una visión del mundo, una visión política. Vemos que no les queda más remedio que tolerar a Oppenheimer, aunque es simpatizante del Partido Comunista, y esto le hace sospechoso. Pero es valioso para el objetivo del proyecto. Conspiran contra él cuando su visión personal del mundo entra en conflicto con la ciertos los políticos.

Habíamos dicho al principio que ciencia es conocimiento, y no intervención. Pero en la mecánica cuántica, no podemos conseguir el conocimiento sin intervenir en el sistema.

La realidad depende del Observador, y por tanto de su Intención, que responde a su Voluntad.

Resulta que no sólo la Tecnología es Intencional.

Parece que en cierto sentido también lo es la Ciencia

Epílogo

Si has llegado hasta aquí, te pido un favor: si algún día te sorprendes a punto de decir que la “tecnología no es buena ni mala, depende del uso que se haga de ella”, párate un momento a pensar en la Intencionalidad y la Voluntad de quién la crea.

Gracias.

Redux

Una versión resumida de este ensayo se publicó en Retina el 2 de octubre de 2023

Lo que ‘Oppenheimer’ nos puede enseñar sobre Tiktok. Intencionalidad y Voluntad

Referencias

[0] https://www.dataprotection.ie/en/news-media/press-releases/DPC-announces-345-million-euro-fine-of-TikTok

[1] https://techpolicy.press/transcript-tiktok-ceo-testifies-to-congress/

[2] https://www.bloomberg.com/news/features/2023-04-20/tiktok-effects-on-mental-health-in-focus-after-teen-suicide

[3] https://www.wired.co.uk/article/twitter-child-sexual-abuse-material

[4] https://cyber.fsi.stanford.edu/news/addressing-distribution-illicit-sexual-content-minors-online

[5] https://web.archive.org/web/20140802011449/http://www.forbes.com/sites/jimclash/2014/07/28/elon-musk-tells-me-his-secret-of-success-hint-it-aint-about-the-money/

[6] https://thehill.com/opinion/national-security/3506604-conservatives-blame-everything-but-guns-for-mass-shootings/

[7] https://edition.cnn.com/2018/02/21/politics/trump-listening-sessions-parkland-students/index.html

[8] https://ktsecuritysolutions.com/our-products/

[9] https://www.gad3.com/abc-y-vocento-estimacion-elecciones-generales-por-provincias/

[10] “Treatise of Human Nature”, David Hume, 1749

[11] https://plato.stanford.edu/entries/thomas-kuhn/#ConcPara

[12] https://plato.stanford.edu/entries/episteme-techne/

[13] Después de varios años estudiando filosofía, he llegado a la conclusión de que analizar de dónde vienen las palabras y cómo se forman los conceptos es parte fundamental de la disciplina, así que no te lo tomes como una muestra más de lo petulante que puedo llegar a ser. En fin, esto de la etimología no deja de ser una pesadilla sobre todo cuando se lee a Husserl o a Heidegger.

[14] “Ciencia de convertir materias primas y materiales en productos terminados y bienes de consumo mediante la aplicación de conocimientos científicos y técnicos.” Vale, citar cosas en alemán sí puede ser petulante.

[15] “Tecnología: un enfoque filosófico, y otros ensayos de Filosofía de la Tecnología”, Miguel Angel Quintanilla, 2018.

[16] “Die Welt als Wille und Vorstellung”, Arthur Schopenhauer, 1819

[17] Salvo que hablemos de las máquinas que se replican a sí mismas, aunque claro, no se crean, sino que se copian. Esta idea parece que también está a punto de llevarse a cabo https://sciendo.com/article/10.2478/biocosmos-2023-0002

[18] Viendo las representaciones de las primeras versiones del estribo que usaban en la India, no me termina de quedar claro si eran príncipes que iban de paseo, o guerreros. Por cierto, están datadas en los siglos II y I AC https://wildfiregames.com/forum/topic/28619-ancient-indian-horse-support-toe-stirrup/

[19] https://www.nature.com/articles/143471a0

[20] https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Einstein-Roosevelt-letter.png

[21] https://www.youtube.com/watch?v=wki4hg9Om-k

[22] https://www.rerf.or.jp/en/faq/

[23] “Studies in the logic of Explanation”, Hempel y Oppenheim, 1948

[24] “An Attempt at a Realistic Interpretation of Experience”, Paul Feyerabend, 1958

[25] “Against Method: Outline of an Anarchistic Theory of Knowledge”, Paul Feyerabend, 1975

[26] https://www.nature.com/articles/329595a0

[27] Me pregunto si eso es parte de la Intencionalidad de Nolan. Me gusta creer que sí.

[28] https://en.wikipedia.org/wiki/Copenhagen_interpretation

[29] https://www.christies.com/lot/lot-6210431/?intObjectID=6210431&lid=1